En su proceso de deshacer el legado de George Bush, Barack Obama mira ahora al sur. En vísperas de su primer viaje a Latinoamérica para participar en la Cumbre de las Américas, Obama ordenó ayer levantar las restricciones impuestas por Bush a los viajes a Cuba de cubanos residentes en EEUU, así como al envío de dinero. La decisión deja intacto el embargo a Cuba, pero es el primer paso de un cambio de estrategia para forzar al régimen cubano a que lleve a cabo un proceso de apertura y de transición a la democracia. Precisamente el asunto cubano será uno de los temas estrellas de la Cumbre de las Américas, ya que de Obama se espera un cambio en las relaciones entre Washington y sus vecinos continentales.

Bajo las nuevas normas, se permite a los cubanos residentes en EEUU y nacionalizados (se calcula que 1,5 millones de estadounidenses tienen algún familiar en Cuba) viajar sin restricciones a la isla y enviar las cantidades de dinero que consideren adecuadas a sus familiares. Esto significa que los cubanoestadounidenses podrán viajar las veces que quieran y permanecer el tiempo que gusten en la isla, frente a las restricciones impuestas por Bush, que solo permitían un viaje cada tres años con una estancia máxima de 15 días. Las remesas no tendran límites de cantidad, y los paquetes de ayuda a la isla podrán incluir ropas, objetos de higiene personal, semillas, aparejos de pesca y teléfonos móviles. Hasta ahora, solo se permitía el envío de medicamentos y alimentos.

EN INGLES Y ESPAÑOL Las medidas --anunciadas oficialmente en inglés y en español en rueda de prensa en la Casa Blanca-- también incluyen que las compañías de telecomunicaciones de EEUU podrán ofrecer servicios de telefonía, radio y televisión en Cuba (una de las políticas presentadas por aperturistas por Raúl Castro cuando llegó al poder fue autorizar los móviles en la isla). Además, los cubanos en EEUU podrán contratar estos servicios de comunicación para sus familiares. Las únicas restricciones es que los receptores del dinero y la ayuda no sean miembros del régimen. Washington exige a La Habana que permita los envíos.

El paquete de medidas decidido por la Casa Blanca es coherente con las políticas anunciadas por Obama durante la campaña electoral. La idea es que el aislamiento de los cubanos no ayuda a acelerar la transición democrática en Cuba, y que el contacto de los habitantes de la isla con sus familiares exiliados puede ser beneficioso. "No hay mejores embajadores de la libertad que los cubanoestadounidenses. Es hora de dejar a los cubanoestadounidenses ver a sus madres y sus padres, hermanas y hermanos, de dejar que el dinero de los cubanoestadounidenses haga que sus familias sean menos dependientes del régimen de Castro", dijo Obama durante la campaña electoral en Miami.

Políticamente, la decisión es una concesión a quienes pedían a Washington (sobre todo líderes latinoamericanos) un gesto hacia el régimen de Raúl Castro, aunque la Casa Blanca dice que es una medida tomada pensando solo en los cubanos. Ahora la pelota está en el tejado del hermano de Fidel, quien se ha mostrado dispuesto a dialogar con Washington siempre y cuando no haya precondiciones.

PRESION SOBRE LA HABANA Esta decisión permitirá a Obama presentarse con algo que ofrecer en la Cumbre de las Américas y aumenta la presión sobre Cuba. "Cabe esperar una respuesta al menos simétrica del Gobierno de Cuba, aunque yo confieso mi escepticismo", dijo a la agencia Efe Elizardo Sánchez, de Comisión Cubana de Derechos Humanos no reconocida por el Gobierno cubano. De hecho, la disidencia interna consideró una "excelente" noticia la decisión.