Indonesia es el país de mayoría musulmana más poblado del mundo y ha conseguido integrar con éxito otras creencias religiosas, desarrollar una economía de mercado emergente y crear las condiciones necesarias para que arraigue la democracia. Poniendo como ejemplo a esta república de 17.500 islas y 237 millones de habitantes, el presidente estadounidense, Barack Obama, lanzó ayer un llamamiento en Yakarta a los musulmanes del mundo en favor de la tolerancia, el respeto a los derechos humanos y a luchar contra Al Qaeda.

"Las relaciones entre EEUU y las comunidades musulmanas se han estado desgastando durante muchos años; me he puesto como prioridad comenzar a reparar estas relaciones", explicó a un público, compuesto por millares de personas, en la capital indonesia. Los habitantes de Yakarta proporcionaron a Obama, quien regresaba al país donde pasó parte de su infancia, un recibimiento propio de una estrella de rock. Durante su visita, el líder de la Casa Blanca llegó a emplear en varias ocasiones la lengua indonesia con un acento aceptable, lo que entusiamó a los congregados. Su mujer, Michelle, se cubrió la cabeza en señal de respeto al islam durante la visita a una mezquita.

"Ya he dejado claro que América no está en guerra y nunca lo estará, contra el islam; en su lugar, todos nosotros debemos vencer a Al Qaeda y a sus afiliados, que no tienen ningún derecho de reclamar que son los líderes de cualquier religión, y en especial, no de una gran religión mundial como el islam", proclamó el mandatario.

Su discurso fue un recordatorio del que hizo en El Cairo hace 17 meses, donde anunció un "nuevo comienzo" para las relaciones entre EEUU y los países musulmanes, tras las tensiones del 11-S. Pero muchos musulmanes ven con escepticismo las promesas de Obama, quien no ha logrado, en el ecuador de su mandato, retirar a las tropas de Irak o Afganistán ni cerrar el centro de detención de Guantánamo.