Como ya hicieron antes Amnistía Internacional y Human Rights Watch, la ONU acusó ayer a Israel y Hamás de cometer crímenes de guerra y "posibles crímenes contra la humanidad" durante la guerra de Gaza. Las conclusiones de su investigación son demoledoras. El informe acusa a Hamás de crear "terror" con sus cohetes y a Israel de lanzar su operación militar con el objetivo de "castigar a la población de Gaza en su conjunto". A ambos les amenaza con llevarlos ante el Tribunal Penal Internacional (TPI) si no investigan seriamente sus alegaciones.

La investigación ha sido conducida por el prestigioso jurista surafricano Richard Goldstone, que dirigió a los fiscales encargados de juzgar en La Haya los crímenes de Ruanda y de la antigua Yugoslavia. Pese a ser judío, Israel se negó a cooperar con él, alegando que su mandato provenía del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, un organismo que considera antiisraelí.

Finalmente Goldstone y otros 17 investigadores lograron entrar en Gaza a través de Egipto, pero no en Israel y Cisjordania. El resultado es un informe detallado de casi 600 páginas, la mayoría dedicadas a acciones militares israelís. En el sumario se dice que su operación Plomo Fundido hay que enmarcarla en "una política dirigida a castigar a la población de Gaza con el uso desproporcionado de la fuerza" y la privación de sus derechos fundamentales. Según Goldstone, el bloqueo de la franja podría ser a ojos de un tribunal un crimen contra la humanidad.

POLITICA SISTEMATICA También se refiere a la destrucción masiva de almacenes de comida, fábricas, sistemas de conducción de agua o viviendas durante la guerra, librada entre el 27 de diciembre y el 18 de enero pasados. Su conclusión es que responden a "una política deliberada y sistemática", planificada desde las altas instancias. Asegura que no cabe otra interpretación, teniendo en cuenta la tecnología puntera empleada por Israel y los escasos errores reconocidos por sus militares.

Casi 1.400 palestinos murieron en el conflicto. De ellos 773 eran civiles y 248 policías, según la oenegé israelí, B´tselem. Al respecto, la ONU acusa a Israel de "despreciar" la distinción entre objetivos civiles y militares. Incluso relata cómo, en al menos siete casos, sus soldados dispararon contra inocentes que trataban de huir portando banderas blancas. "El Gobierno israelí no ha llevado a cabo una sola investigación creíble" sobre estos crímenes, asegura Goldstone.

Hamás tampoco aprueba. El informe acusa a los islamistas de generar "el terror" con sus cohetes, de matar y herir deliberadamente a civiles --cerca de 20 muertos en ocho años-- o dañar las infraestructuras y la economía del sur de Israel.

El informe no ha gustado a las partes. Un portavoz del Ministerio de Exteriores israelí aseguró ayer que la ONU ha dado un "duro golpe a todos aquellos gobiernos que tratan de defender a sus ciudadanos del terror". Hamás lamentó que se haya equiparado a "víctimas y verdugos".

Las conclusiones del informe traerán cola. Sus responsables pedirán al Consejo de Seguridad de la ONU que obligue a ambos bandos a investigar los crímenes relatados y lleven ante los tribunales a sus responsables.