La tensión en el Líbano no hace más que crecer. La mayoría antisiria enterró ayer en una impresionante manifestación de duelo, pero sin la presencia de ningún dirigente de la oposición, a su diputado Antoine Ghanem, cuyo asesinato ha torpedeado los intentos de acercamiento entre los dos bloques ante la elección presidencial del martes.

Miles de libaneses despidieron a Ghanem en las calles de Beirut. Las autoridades decretaron una jornada de luto nacional pero no han aplazado la sesión parlamentaria que el martes debe elegir el nuevo jefe del Estado. Sí se suspendió la reunión entre el presidente del Parlamento, el chií Nabih Berri; el jefe de la mayoría parlamentaria, Saad Hariri, y el patriarca maronita, Nasralá Sfeir, para buscar salida a la crisis. La mayoría pretende elegir presidente aunque sea sin consenso.