Los líderes de los 28 países miembros de la OTAN acordarán durante la cumbre que comienza hoy en Lisboa la nueva estrategia político-militar de la Alianza Atlántica para hacer frente a las nuevas amenazas de seguridad en un mundo globalizado cada vez más inestable. La cumbre de Lisboa debe servir también para abrir una nueva etapa en las relaciones entre la OTAN y Rusia, que deje atrás las confrontaciones pasadas y permita una cooperación estrecha entre ambos, incluso si persisten divergencias en diferentes áreas. La cooperación OTAN-Rusia en el polémico proyecto de escudo antimisiles en Europa podría ser un paso significativo en esa dirección, como defenderá el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.

Frente a las tentaciones norteamericanas de transformar la OTAN en una especie de gendarme mundial, los países europeos han conseguido que el proyecto de nuevo concepto estratégico reafirme que el papel central de la Alianza debe ser la defensa mutua colectiva.

No obstante, la nueva doctrina estratégica de la OTAN reconocerá que la protección de la seguridad del territorio de los Veintiocho debe asegurarse a veces lejos de las fronteras territoriales, como actualmente en el caso de Afganistán y anteriormente en Bosnia y Kosovo, destacaron a este diario fuentes diplomáticas.

PROYECCION GLOBAL "La OTAN no quiere ser un gendarme mundial, pero sí debe actuar con perspectiva global", ha destacado el secretario general de la Alianza Atlántica, Anders Fogh Rasmussen. Por ello, la OTAN quiere comprometerse más activamente en la cooperación con otros socios internacionales en "un enfoque global" en materia de seguridad, como la ONU, la Unión Europea (UE), Rusia, India, China, Japón, los países mediterráneos y Australia.

La nueva estrategia de la OTAN prestará asimismo mayor atención a las nuevas amenazas a la seguridad, como las armas de destrucción masiva, el terrorismo, los estados fallidos y los ataques cibernéticos.

La cumbre deberá servir para consensuar los últimos aspectos del concepto estratégico que aún suscitan divergencias entre los aliados, en especial el papel reservado a la disuasión nuclear y la cooperación con la UE, limitada por las recurrentes fricciones entre Turquía y Chipre.

ESCUDO ANTIMISILES Los líderes aliados tienen previsto aprobar la inversión de 200 millones de euros durante los próximos 10 años destinados a vincular sus respectivas redes de defensa de misiles y el sistema norteamericano de radares e interceptores de misiles para crear un escudo que proteja al conjunto del territorio de la OTAN frente a eventuales ataques de extremistas desde el sur mediterráneo o de Irán o Corea del Norte, aunque no se citará a ninguno de ellos. El coste de la inversión real final, incluidos los nuevos sistemas de radares e interceptores, será muchísimo mayor.

Los aliados propondrán mañana al presidente ruso, Dmitri Medvédev, durante la cumbre OTAN-Rusia, que su país coopere en el desarrollo de ese escudo antimisiles, que el antiguo enemigo de la guerra fría había calificado como una amenaza potencial a su seguridad.

El Gobierno español considera "muy importante" la participación de Rusia en ese proyecto, ya que supone un gran "paso político en la construcción de una relación con Rusia más profunda y de mayor confianza", aseguran fuentes gubernamentales. Con la participación rusa, la seguridad euroatlántica se podría incrementar mediante un escudo que geográficamente abarcaría desde Vancouver hasta Vladivostok.

Precisamente, Zapatero tiene previsto intervenir en la cumbre en este tema para ayudar a tender puentes entre la Alianza Atlántica y Rusia. En el último año, Zapatero ha mantenido varias reuniones con Medvédev, a quien ha ayudado a estrechar las relaciones con la UE.