La cumbre de la OTAN que ayer concluyó en Estambul (Turquía) ha reforzado el papel de Europa en el ámbito de la seguridad internacional y su capacidad de influencia política en el mundo. La cumbre ha servido básicamente para restablecer el diálogo transatlántico tras la fractura causada por la guerra de Irak, pero no ha permitido superar esas divisiones y ha erosionado aún más el poder de convicción del Gobierno de Washington.

Los líderes de los 26 países aliados acordaron ceder a final de año la misión militar de estabilización de Bosnia a la Unión Europea (UE) a través del Eurocuerpo que, asimismo, asumirá en agosto el mando de la fuerza internacional de seguridad de la OTAN en Afganistán (ISAF). La firmeza de Francia, Alemania y España, entre otros países, ha frustrado los planes de EEUU de involucrar militarmente a la OTAN en Irak. La OTAN prometió ayer al presidente afgano, Hamid Karzai, incrementar los soldados desplegados en el país de los 6.472 actuales a unos 8.700.

La cuestión afgana propició un nuevo choque entre el presidente norteamericano, George Bush, y su homólogo francés, Jacques Chirac. Chirac volvió a recordar que la OTAN "no intervendrá en Irak". Chirac consideró normal la existencia de divergencias con EEUU en política internacional. "Somos amigos, aliados, no siervos", señaló.

El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, destacó ayer, al concluir la cumbre de la OTAN, que el Gobierno "defiende los intereses de España sin hacer seguidismo de otros países". "España se alía con sus intereses, no con los países; defiende sus principios", dijo.