No es la primera matanza de civiles que se produce en Afganistán provocada por aviones militares estadounidenses, pero sí la más inoportuna y puede que incluso la más sangrienta desde la caída del régimen de los talibanes, hace ya ocho años. Horas antes del primer encuentro entre el presidente de Afganistán, Hamid Karzai, y su homólogo norteamericano, Barack Obama, y cuando las relaciones bilaterales entre los dos países atraviesan un pésimo momento, alrededor de un centenar de civiles, la mayoría de ellos mujeres y niños, perdieron la vida como consecuencia de los bombardeos aéreos de aviones de EEUU en el distrito afgano de Bala Buluk, en la provincia de Farah, limítrofe con Irán. Nada más conocerse la noticia, responsables militares de EEUU ordenaron iniciar una investigación.

"Puedo confirmar que más de 100 personas han resultado muertas durante las operaciones en el distrito de Bala Buluk", indicó el jefe provincial de policía, Abdul Ghafar Watandar, corrigiendo balances previos que hablaban de una cifra mayor.

"Nuestra investigación continúa para saber cuál es el número exacto de fallecidos", añadió, antes de relatar a France Presse que durante la mañana había podido ver una treintena de cadáveres de lugareños transportados en camión por los vecinos.

REDUCIDAS A ESCOMBROS Una escena muy similar pudo ser contemplada por un equipo del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) destacado en la zona. "Nuestro equipo vio el martes sobre el terreno los cuerpos de decenas de personas muertas, entre ellas había mujeres y niños; la mayor parte de las casas de la zona afectada habían sido reducidas a escombros", declaró su portavoz, Jessica Barry.

"Parecía que los muertos intentaban refugiarse en las casas cuando estas fueron bombardeadas", relató Barry. "Uno de mis colegas de la Media Luna Roja local murió durante los bombardeos, así como 13 personas de su familia", continuó.

Según la versión oficial, todo se originó a raíz de una incursión de los insurgentes talibanes, durante la que resultaron muertos tres policías y fueron asesinados tres civiles acusados de trabajar para el Gobierno. El ataque obligó a intervenir a las fuerzas estadounidenses y a las tropas afganas. "Los talibanes empleaban casas de civiles como refugios, desde las que disparaban", indicó el gobernador local.

Los pocos testimonios de supervivientes que se dieron a conocer ayer coincidían a grandes rasgos con lo dicho por el gobernador. "Había talibanes en la zona, y durante el día hubo intensos combates que acabaron en cuanto se hizo oscuro; la gente pensaba que los enfrentamientos habían acabado cuando de repente comenzaron los bombardeos", aseguró a Reuters Sayed Azam, un residente local.

EN UNA FOSA COMUN Varios de miembros de una misma familia perecieron durante el incidente. "Mi hijo y mi cuñada han muerto, dejándome con un bebé de 13 meses", explicó entre sollozos Gul Bibi, de la población bombardeada de Geraani. "Sus restos han sido enterrados en una fosa común con otros; ni siquiera he podido ver sus caras por última vez porque sus cadáveres estaban completamente desgarrados", afirmó Bibi.