"Ellos o nosotros", dicen unos y otros en estas calles calcinadas por el sol. Los chilenos protagonizan hoy la elección presidencial más importante desde que, en 1988, el país se partió en dos para decir sí o no a Augusto Pinochet. El tiempo pasa, pero la lógica de las dos mitades persiste. En esta contienda, la representan Eduardo Frei Ruíz Tagle, el abanderado de la Concertación Democrática (en el poder) y Sebastían Piñera. Sobre las espaldas de este multimillonario descansan como nunca en el último medio siglo las ilusiones de la derecha de regresar al poder por medio del voto.

En vísperas del cierre de la campaña, Piñera, el candidato de la Coalición por el Cambio que forman Renovación Nacional (RN, su partido) y la Unión Democrática Independiente (UDI), bailó en un programa televisivo la coreografía de Thriller. Piñera hizo de Michael Jackson. Detrás suyo danzaban los "monstruos".

DERECHA MODERNA La coreografía puede interpretarse en clave política. El problema no es el ritmo que marca Piñera sino parte de los que lo acompañan. El magnate expresa anhelos de una derecha moderna y quiere distanciarse del pasado atroz. Pero, si él gana, también llegarán al Gobierno protagonistas de la segunda línea de aquella dictadura.

"La derecha dura ha subcontratado a Piñera porque es un personaje presentable: la única persona que votó contra Pinochet", dicen en el entorno de Frei. Piñera es, en algunos aspectos, mucho más liberal que su rival. Se ha dado el lujo de glosar a Violeta Parra, la gran poetisa de izquierda, y defender la unión civil de personas de un mismo sexo. Son posiciones indigeribles para la UDI, el socio de la coalición con más diputados, donde predominan los numerarios del Opus y los legionarios de Cristo.

En 20 años de Concertación Democrática, Chile ha abolido la censura y sancionado la ley del divorcio. La gran mayoría de los niños nacen fuera del matrimonio. Pero no se puede hablar en público del condón y la derecha ha hecho lo imposible para que no se distribuya la píldora del día después. El Constitucional levantó días atrás la prohibición que pesaba sobre la pastilla. La aún presidenta, Michelle Bachelet, quiso promulgar la ley en vísperas de los comicios. Pero la UDI logró el aplazamiento. La píldora regresará a los consultorios. El 60% de los jefes comunales (alcaldes) de RN se han opuesto al fármaco.