La reciente cumbre europea de Bruselas no ha puesto fin a la tensión entre Alemania y Polonia. En un nuevo brote de germanofobia protagonizado por las autoridades polacas, el primer ministro del país eslavo, Jaroslaw Kaczynski, comparó implícitamente a la Alemania actual con la de los años 30, el país que llevó al poder al canciller Adolf Hitler. "En Alemania, se producen cosas muy negativas; como en una época ya pasada, la gran mayoría de europeos no tuvo el coraje de hablar de ello, incluso hoy en día", declaró Kaczynski a la radio pública polaca.

Kaczynski lanzó toda una diatriba contra el país vecino, a quien parece todavía guardar rencor por la destructiva y sangrienta ocupación militar nazi de los años 40. "Advierto a las autoridades alemanas, como primer ministro polaco, de que no toleren este género de cosas, este género de declaraciones, porque llevan a lo peor, a las desgracias que pueden llegar a Europa, pero que, afectando a Europa, afectarán también a los alemanes", añadió. Kaczynski reaccionaba así al escándalo que él mismo provocó la semana pasada, reclamando para Polonia más votos en la UE debido a los millones de muertos polacos durante la segunda guerra mundial .

Pese al acuerdo sobre un nuevo tratado simplificado de la UE, el bloqueo de Polonia dejó heridas abiertas e irritó a numerosos socios europeos. Sin rencor aparente, Alemania ha intentado desde el lunes buscar la manera de borrar la crispación surgida durante la cumbre de Bruselas. "La terrible historia del siglo XX nos impone el deber de buscar pacientemente el diálogo con Polonia", afirmó el ministro alemán de Asuntos Exteriores, Frank-Walter Steinmeier.

Sin embargo, para los hermanos Kaczynski, la Alemania actual es un país "parcialmente poblado por racistas antipolacos" que quieren reescribir la historia en su provecho, un país que maltrata a su "minoría polaca" y que incita a los antiguos expulsados de los territorios alemanes en 1945, tras el traslado de fronteras hacia el oeste, a reivindicar un tercio de Polonia.