Hoy será el día D de Romano Prodi y su coalición progresista, vencedora de las pasadas elecciones generales. La supervivencia a medio o largo plazo del no constituido Gobierno de centroizquierda dependerá de la elección del presidente del Senado, para la que los progresistas tienen de entrada sólo tres o cuatro votos de ventaja. En el Congreso, donde gozan de mayoría absoluta, no tendrán problemas.

Los progresistas presentan al exsindicalista moderado Franco Marini como candidato, mientras que los conservadores han convencido a Giulio Andreotti, de 87 años, para que se convierta en paladín de la "unidad del país" tras unos comicios que el centroizquierda ganó por 24.775 votos. Para salir elegidos necesitan 162 votos en las dos primeras votaciones. Sumando los senadores elegidos y los vitalicios progresistas, Prodi cuenta exactamente con esa cifra. Los analistas temen una crisis de gobernabilidad si la presidencia de la Cámara alta cae en manos conservadoras, ya que el Senado italiano tiene el mismo poder del Congreso en términos de aprobación o bloqueo de leyes.

Según la prensa italiana, estos días se ha producido un intenso "mercadeo político" que apunta a los votos de los senadores elegidos por primera vez en las circunscripciones del extranjero. De ellos dependerá la supervivencia de los progresistas.

Los plazos para formar Gobierno establecen que éste no puede tomar posesión hasta finales de mayo, pero se está barajando la posibilidad de acortarlos.

PREOCUPACION Si se respetan los plazos previstos, habrá que esperar a la elección del nuevo presidente de la República, pues el mandato del actual caduca el 18 de mayo. Esta circunstancia preocupa a la UE y al Fondo Monetario Internacional por la situación de las cuentas públicas.

Entretanto, el Tribunal de Apelación de Milán informó ayer de que el aún primer ministro, Silvio Berlusconi, no será sometido a un proceso judicial de segunda instancia por supuesta corrupción de jueces gracias a una ley a medida aprobada por la mayoría parlamentaria conservadora. Tras la decisión de los jueces de primera instancia de absolver a Il Cavaliere por prescripción del delito, la fiscalía recurrió la sentencia. Pero la llamada ley Pecorella, aprobada en enero con las críticas de la oposición y sin la firma del presidente, impide a los fiscales apelar.