Mientras los medios de comunicación paquistanís conjeturaban ayer sobre cual puede haber sido la cifra real de muertos y heridos en los ocho días de asedio a la Mezquita Roja de Islamabad por el Ejército, el clima de crispación en Pakistán va en aumento. El integrismo islamista mantuvo su pulso con el poder al mismo nivel que durante la crisis. El maulana Abdul Aziz Ghazi, que dirigió las plegarias fúnebres en homenaje a su hermano, Abdul Rashid, muerto en el ataque final contra el complejo religioso, pronosticó que "el martirio" de los defensores del templo impulsará a Pakistán hacia una "revolución islámica".

ATENTADOS SUICIDAS La ira fundamentalista islámica se hizo notar de nuevo en el noroeste de Pakistán, donde al menos siete personas murieron en dos atentados suicidas, mientras las proclamas contra el presidente, Pervez Musharraf, dirigidas por Al Qaeda, siguieron clamando venganza por las víctimas de la mezquita, poniendo al Gobierno y al presidente, en una situación de inestabilidad. En una alocución dirigida al país, Musharraf defendió la operación militar contra la mezquita y anunció que combatirá y destruirá el extremismo religioso "en todos los rincones" de Pakistán. "No permitiremos que esto pase de nuevo", garantizó. Aunque se mostró entristecido por la pérdida de vidas humanas, Musharraf aseguró que la intervención militar había sido inevitable y que el número de víctimas había aumentado por demorar la operación militar final en busca de una solución pactada que no fue posible alcanzar con éxito.

Paralelamente, un destacado dirigente de la oposición parlamentaria, Fazaur Rehman, rebatió ayer las dos cifras "oficiales" que habían circulado la víspera respecto al número de víctimas --entre 80 y 100 -- y afirmó que murieron "al menos mil estudiantes". Según sus cálculos, en el complejo había 2.200 estudiantes de ambos sexos cuando comenzó el asedio, y solo se rindieron 1.250. Según Fazaur Rehman, líder de la alianza religiosa Muttahida Majilis e Amal (MMA), "los padres de unos mil estudiantes aún no han encontrado a sus hijos, a pesar de que la operación ha terminado y los cadáveres han sido retirados".

Desde la noche del miércoles, las autoridades de Islamabad han enterrado de forma semiclandestina, sin la presencia de familiares o autoridades religiosas, un número indeterminado de cadáveres. Según los medios locales, cientos de ellos permanecen aún en el Instituto Paquistaní de Medicina.

Lo que sí está claro es que la opacidad informativa gubernamental sigue vigente, y que las autoridades ocultan muchos datos (no solo el número de víctimas) para evitar reacciones violentas en la calle y una pérdida de autoridad. Ayer solo se mostraron imágenes de los búnkeres habilitados dentro de las escuelas coránicas. Las imágenes de los entierros de las víctimas fueron tomadas sin permiso.

ENTIERRO DE GHAZI Los esfuerzos desplegados por la policía para evitar una presencia masiva de seguidores integristas en el entierro de Abdul Rashid Ghazi no fueron suficientes para evitar que varios miles se congregaran en la localidad de Rojhan Abdulá, en el centro del país. Las autoridades reforzaron la seguridad en el área y trataron de dificultar la llegada de los medios de comunicación.

El Ministerio del Interior confirmó que se estaban llevando a cabo análisis de 73 cadáveres, a los que se han tomado fotografías y las huellas digitales para su identificación.