Las tropas del Reino Unido desplazadas a Irak sufrieron ayer el ataque más sangriento padecido por las fuerzas ocupantes desde el final de la guerra. Seis integrantes de la policía militar británica murieron al ser alcanzados por fuego enemigo en Amara, al norte de Basora (sur del país), en un episodio del cual Londres no ofreció mayores detalles. En la misma zona, pero un poco más tarde, otros ocho militares resultaron heridos en una jornada trágica para el Ejército británico.

En el segundo incidente, algunos de los soldados involucrados pertenecían al Primer Batallón del Regimiento de Paracaidistas, y fueron atacados cuando patrullaban al sur de Amara. Según el comunicado del Ministerio de Defensa británico, un soldado resultó herido y dos vehículos fueron destruidos. Un helicóptero Chinook de la Royal Air Force que llegó al lugar con refuerzos fue tiroteado en el momento en que aterrizaba; sus siete ocupantes resultaron heridos, tres de ellos de gravedad.

REUNION EN DOWNING STREET

Poco después de conocerse la noticia, Tony Blair convocó en Downing Street al ministro de Defensa, Geoff Hoon, y al responsable de Exteriores, Jack Straw. Concluida la reunión, Hoon se dirigió a la Cámara de los Comunes, donde anunció la apertura de una investigación con el fin de indagar los detalles de lo sucedido.

De la gravedad y el significado de estos ataques habla el hecho de es el golpe más duro sufrido por las tropas británicas desde el 23 de marzo --tres días después de iniciada la guerra--, así como el que, durante todo el conflicto, sólo ocho soldados británicos murieron en combate.

Los soldados de EEUU, entretanto, siguen enfrentando serios problemas al oeste de Bagdad, donde la resistencia iraquí da muestras de mayor actividad. En Ramadi, a unos 100 kilómetros de la capital, grupos de "leales a Sadam" atacaron ayer por la madrugada dos puestos de control de carreteras de los estadounidenses. En las refriegas murieron tres iraquís y dos norteamericanos resultaron heridos.

Pocas horas antes, los soldados que custodiaban la central eléctrica de Faluya, a unos 50 kilómetros de allí, fueron atacados con lanzagranadas, en un incidente que no produjo víctimas ni daños materiales. Las tropas de EEUU lanzaron inmediatamente una operación de búsqueda que terminó con la muerte de un hombre de 28 años. En total, cinco iraquís fueron abatidos entre el lunes y ayer por soldados de EEUU.

La multiplicación de la violencia en Irak hace que las críticas en EEUU arrecien. Una docena de senadores, republicanos y demócratas, se reunieron ayer con el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, al que le expresaron su preocupación por las bajas de las tropas en Irak y Afganistán.