Cuando un avión militar debe sobrevolar una decena de países con un mínimo de seis escalas para repostar y descansar, es bastante probable que pasajeros y tripulación tengan un vuelo repleto de incidentes. Y eso fue exactamente lo que ocurrió a los tres aviones Casa CN-235 del Ejército español enviados a Indonesia en misión humanitaria para socorrer a las víctimas del maremoto. Un poco después de las siete de la tarde (seis horas menos en España), con un retraso de 24 horas y un intervalo entre ellos de unos 15 minutos, aterrizaron ayer en la base aérea de Pekanbaru, en el centro de la isla de Sumatra, los tres aparatos a bordo de los cuales los militares transportarán la ayuda humanitaria a las zonas devastadas por el seísmo.

Los otros dos Hércules que volaron desde España no realizarán vuelos en Indonesia, y será en los tres CN-235 en los que recaerá el peso de la misión hasta que el buque Galicia llegue a Indonesia. El capitán José María Ortega, del Ala 35, una unidad de transporte aéreo con base en Getafe (Madrid), tenía el cansancio dibujado en el rostro, después de varios días de vuelo que acabaron convirtiéndose en una auténtica carrera de obstáculos. "Pakistán no nos permitió sobrevolar su territorio, y tuvimos que dar media vuelta y buscar una ruta alternativa", explica. Las autorizaciones diplomáticas fueron gestionadas, aunque "cuando llegamos no nos permitieron sobrevolar el país".

Problemas en Bombay

Pero ahí no acabaron los problemas. En Bombay (India) tuvieron que hacer frente a enormes trabas burocráticas que retuvieron el avión. Y la obligación de respetar escrupulosamente los tiempos de descanso de las tripulaciones acabó por dar al traste con los planes de vuelo. Y es que, tras el accidente del Yakovlev 42 que regresaba de Afganistán y que se estrelló en Turquía, nadie en el Ejército quiere correr riesgos.

Pero pisar suelo de Indonesia parece levantar el ánimo a los militares españoles. Aunque, como buen militar, el capitán Ortega precisa que "una orden es una orden y no se discute", para este piloto es todo "un orgullo estar aquí y ayudar a estas personas".

El teniente coronel Luis Gómez Guillamón, al mando del contingente, ya ha puesto manos a la obra para que los tres aparatos aterrizados ayer en Pekanbaru inicien el próximo martes los repartos de ayuda humanitaria que realizará el Ejército español. En los días que faltan --fin de semana en Indonesia--, la base de Pekanbaru estará cerrada, lo que será aprovechado por el contingente para aclimatarse al húmedo calor indonesio e informar de los planes a seguir. "Vamos a celebrar dos reuniones informativas, una con los pilotos y otra con el resto del contingente; a los primeros les comunicaremos los procedimientos de vuelo en Indonesia, mientras que a los demás les explicaremos lo que se puede hacer".

Todavía quedan algunos días para que el contingente español realice el primer vuelo humanitario, y el teniente coronel Guillamón aún desconoce cuál será su destino. "Serán las autoridades locales las que nos pedirán qué es lo que tenemos que hacer y a dónde ir", explica. Intentando quitar hierro a las informaciones que hablan de la existencia de una guerrilla en la zona del desastre, Guillamón insiste en que el contingente "no ha sido enviado a ningún área conflictiva", y que el Ejército local garantiza la seguridad de aparatos y tripulaciones.

La elección del avión

La elección del CN-235 no ha sido al azar. Manuel Rodríguez, jefe de prensa del contingente, precisa que el CN-235 fue construido a medias entre una empresa española y una indonesia y que, si se necesitan piezas de recambio, el "abastecimiento está garantizado".

En la zona de Pekanbaru, todo estaba preparado ayer para comenzar la operación Respuesta Solidaria.