Al menos 80 personas murieron ayer y cerca de 200 resultaron heridas al estallar siete bombas de forma casi simultánea en la ciudad de Jaipur, a unos 270 kilómetros de Nueva Delhi y una de las plazas turísticas de la India. Las explosiones, sin precedentes en esta zona, se produjeron en un lapso de solo 12 minutos en la zona amurallada de Jaipur, donde se encuentran atestados mercados y templos que albergaban a mucha gente en el momento del ataque, ocurrido poco después de la puesta de sol.

Aunque por el momento ningún grupo se ha atribuido los ataques, las primeras investigaciones apuntan al grupo terrorista islámico Harkut ul Jehadi Islami, con base en Bangladés, según apuntaron fuentes del Ministerio del Interior del país. Fuentes de los servicios secretos apuntaron que fue un ataque meticulosamente planeado, con puntos muy bien escogidos para causar el máximo daño.

El primer ministro, Manmohan Singh, llamó a la calma y condenó la matanza, al tiempo que declaró la alerta máxima en Nueva Delhi y en otras ciudades del país.