El palestino está arrodillado, maniatado y con el rostro vendado. Un soldado israelí le ordena repetir cada una de sus palabras como a un párvulo de tres años. "¿Quieres caramelos?", "papá fue a trabajar", "te traerá un regalo". Con los dientes apretados, quizá de ira, quizá de sumisión, el palestino repite palabras inconexas. "Dadle un aplauso", se mofa el soldado, arropado por las carcajadas de sus compañeros. Como cierre, el sádico maestro de ceremonias de la brigada Golani le espeta: "Golani te traerá un palo para tu culo".

La escena se desarrolló en uno de los más de 600 controles militares israelís sembrados por la geografía de la Cisjordania ocupada. En esta ocasión no hizo falta que grabara las imágenes alguno de los civiles palestinos a los que las oenegés israelís han entregado cámaras para documentar los abusos cotidianos del Ejército y los colonos, sino que fueron los propios soldados los que registraron la secuencia. Más tarde ellos mismos colgaron el vídeo en internet, y el jueves lo emitió el Canal 10 de la televisión israelí.

UNA PRACTICA FRECUENTE Este tipo de vejaciones se repiten con frecuencia en los controles militares o durante la detención de sospechosos palestinos. En julio, otra cámara documentó cómo un soldado disparaba a quemarropa y a menos de cinco metros de distancia una bala de caucho sobre un palestino. Meses antes, tres soldados fueron descubiertos golpeando y poniendo un cable de electrodos en la cara a dos menores de 17 años, arrestados en una base de Cisjordania. Los soldados fueron condenados a cinco meses de cárcel.

Las oenegés israelís advierten de que el 90% de las denuncias contra militares quedan sin castigo y, por lo tanto, los palestinos ya no denuncian. Quizás lo más irónico es que el Tsahal suele definirse como el Ejército más moral del mundo. Uno de sus portavoces condenó ayer el último caso y anunció que se abrirá una investigación. Más expresivo fue un excomandante de la brigada Golani. "Estoy avergonzado. No sé por qué los soldados necesitan estas cosas", dijo Giora Inbar, estupefacto.

El incidente de esta semana ha coincidido con la demolición de cuatro casas palestinas y un salón de bodas en Jerusalén Este. Van ya 94 en la ciudad santa y 235 en Cisjordania desde la conferencia de paz de Annápolis, hace 11 meses.