"¡Vamos a platicar con todos los explotados para formar una gran coalición nacional e internacional"! La voz de la enérgica compañera Carla, una indígena madre de familia que forma parte de la Junta de Buen Gobierno zapatista, resuena desde la comunidad de La Garrucha por las cañadas de Chiapas, donde 12 años atrás retumbaron los disparos. En un virtual adiós a las armas, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) anuncia su pase a la política, pero no a la tradicional, sino a la alternativa. "Como un pingüino en la selva --dice el subcomandante Marcos--, los zapatistas se esfuerzan por erguirse y hacerse un lugar en México, América Latina y el mundo".

Tras varias semanas de alerta roja y consultas a las bases de apoyo en centenares de comunidades, la guerrilla chiapaneca plasma su cambio de estrategia en la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y anuncia una "campaña nacional" de acercamiento a todo tipo de movimientos sociales "para la construcción de otra forma de hacer política, de un programa de lucha nacional y de izquierda y por una nueva Constitución". Marcos está convencido de que "ha llegado la hora de arriesgarse otra vez".

Lazo latinoamericano

El EZLN apuesta por incrementar las relaciones con los movimientos sociales latinoamericanos y de fuera del continente, a los que propone celebrar "encuentros intercontinentales" a principios del 2006 para intercambiar experiencias. De momento, buscará formar en México un frente político y social indígena, obrero, campesino, estudiantil y popular, y muchos de sus dirigentes recorrerán el país en busca de adhesiones. "Vamos a salir, y más vale irse haciendo a la idea", advierte el subcomandante.

El giro zapatista provoca, de entrada, más expectativas fuera que dentro de México. Reunida en Barcelona, la red europea de apoyo a los zapatistas les agradece "el jaleo en que se ve de nuevo metida" y afirma que "los caminos desde abajo a la izquierda vuelven a verse la cara"; se compromete con el "nuevo proceso" y espera con ilusión una "reunión intergaláctica". Pero ningún movimiento importante del país azteca avanza para unirse al EZLN.

Frente a quienes "saludan con entusiasmo" el viraje de los zapatistas, los dirigentes de diversas organizaciones recuerdan el "fracaso de las otras dos plataformas políticas propuestas por Marcos". El mismo, explican, acabó con la primera --la Organización para la Construcción del Movimiento de Liberación Nacional (OC-MLN)-- "cuando se le fue de las manos", al igual que condenaría a la segunda --el Frente Zapatista de Liberación Nacional (FZLN)-- a "quedar reducida a una pobre minoría fiel".

La otra izquierda

Pero el mayor inconveniente resulta del surgimiento de esta propuesta a un año de las elecciones y en abierto enfrentamiento con quien va en cabeza para ganarlas tras convertirse en el nuevo líder de la izquierda tradicional: Andrés Manuel López Obrador, otrora valedor del encapuchado. "Mmm... López Obrador. Acaba de presentar su Proyecto Alternativo de Nación ante las redes ciudadanas --dice Marcos--. Desconfiamos y no vemos más que promesas olvidables".

Los vecinos de La Garrucha celebran con fiestas la nueva "vigilancia de las bases de apoyo para que los gobiernos autónomos cumplan" y los preparativos para "llevar la palabra a otros desprotegidos". La compañera Carla afirma: "En 12 años, hemos avanzado en nuestra organización. Hemos madurado". Ahora, los zapatistas saldrán de nuevo de la Lacandona para llevar su lucha a la selva de la política.