La Asamblea Nacional surafricana eligió ayer por abrumadora mayoría a Kgalema Motlanthe, un antiguo sindicalista de 59 años, como presidente del país. El nuevo jefe del Estado, vicepresidente del Congreso Nacional Africano (CNA), sustituye a Thabo Mbeki, que dimitió de su cargo el domingo. Motlanthe debe de hacer frente a la peor crisis política que vive el país desde la caída del régimen del apartheid.

La elección de Motlanthe, un hombre de izquierda moderada muy respetado en el país, no supuso ninguna sorpresa. Las dos terceras partes de los 400 escaños que forman el Parlamento están en manos del CNA. Motlanthe deberá dirigir al país de forma transitoria hasta el mes de abril, cuando está previsto que se celebren presidenciales.

La dimisión de Mbeki --presidente del país desde 1999 tras el mandato de Nelson Mandela-- es fruto de la división que se vive en el seno del CNA. Desde hace años Mbeki libra una dura pugna con el popular Jacob Zuma, otro de los grandes pesos pesados del mítico partido surafricano. La guerra entre ambos estalló en el 2004, cuando Mbeki destituyó a Zuma de la vicepresidencia del país por un caso de supuesta corrupción. Zuma le devolvió el golpe tres años más tarde al lograr hacerse con el liderazgo del CNA.

PERDIDA DE APOYOS La puntilla final a Mbeki le llegó el pasado 12 de septiembre cuando un tribunal le acusó de interferir políticamente en otro juicio contra Zuma relacionado con unos contratos de armas multimillonarios. Esto le costó la presidencia. "Me voy con la cabeza muy alta", dijo en su despedida tras negar las acusaciones. De todas maneras, hacía tiempo que el ya expresidente había perdido apoyo entre las bases de su partido y también entre la población surafricana en general.

Los éxitos económicos logrados durante sus nueve años como primer mandatario --Suráfrica ha conocido el crecimiento más importante de su historia-- han ido acompañados también por el aumento de la pobreza. El 43% de la población vive con menos de dos euros al día. Suráfrica, además, padece un alto índice de criminalidad y fuertes tensiones sociales. A pesar de ello y durante su discurso de toma de posesión, Motlanthe aseguró que permanecerá fiel a las políticas del CNA. "No permitiremos que el trabajo del Gobierno sea interrumpido ni que la estabilidad de nuestro orden democrático se vea comprometida", dijo. Pero tal vez el reto más urgente al que deberá enfrentarse el nuevo presidente a muy corto plazo es evitar que se rompa el CNA.