Taiwán desconoce aún la factura humana del paso del tifón Morakot , que llevó a la isla este fin de semana las lluvias más copiosas de los últimos 50 años. El número de víctimas mortales supera ya el centenar en Asia, 63 de las cuales son taiwanesas. Pero cientos de personas siguen desaparecidas en remotas aldeas del sur de la isla que han sido devastadas por deslizamientos de tierras y seguían ayer incomunicadas.

Una buena noticia afloró ayer en este contexto de desgracias continuadas, pues fueron encontradas vivas unas 700 personas que se creía que estaban sepultadas. Los supervivientes pudieron alcanzar terrenos elevados antes de que las avalanchas borraran sus pueblos. Un funcionario del Ejército enfrascado en las labores de rescate aseguró que era imposible trasladarlas a lugares seguros y que se tenían que limitar a enviarles comida por medio de helicópteros, ya que todas las vías de acceso terrestre han quedado inservibles.

El mayor temor se concentra en el pueblo de Shiao Lin. Imágenes televisivas tomadas desde el aire lo muestran enterrado por toneladas de lodo y rocas. Un campesino que pudo huir dijo ayer que no sabía qué había sido de las 600 personas que vivían en el pueblo. Desde los helicópteros se han avistado unas pocas decenas de supervivientes. Las lluvias están entorpeciendo las labores de rescate.

El tifón ha dañado más de 10.000 casas, arruinado 400.000 hectáreas de cultivos y forzado la evacuación de 1,5 millones de personas en la China continental. Taiwán ha cuantificado las pérdidas económicas en materia de agricultura y pesca en más de 168 millones de euros.