El ciclón Morakot , junto a una tormenta tropical menos intensa, la Etau , que desde el pasado fin de semana azotan Taiwán, Filipinas, Japón y el sur de China, no dejan de engrosar su número de víctimas mortales. No en vano han traído las lluvias más intensas de los últimos 50 años. Más de 700 personas permanecen desde ayer atrapadas y, con toda probabilidad sin vida, en dos localidades del sur de Taiwán como consecuencia de un alud de tierra provocado por la ingente cantidad de agua y vientos dejados por el ciclón.

"La montaña entera se cayó". Con esta contundencia relató ayer Lee Chin, un superviviente de Hsiaolin, una localidad de unos 1.000 habitantes en el condado montañoso de Kaohsiung, en Taiwán. "Casi todas las casas quedaron sepultadas --añadió el testigo--, a excepción de un par de ellas".

Al margen de la suerte de estas 700 personas sepultadas, los dos ciclones han dejado un balance global de, al menos, un centenar de víctimas mortales, aunque las cifras de fallecidos son difíciles de concretar. La mayor cantidad de fallecidos se habría registrado en Taiwán, seguido de Filipinas, China y Japón. El tifón Morakot (Esmeralda) continuaba ayer adentrándose en China aunque iba perdiendo intensidad de forma paulatina.