Los Veinticinco firmaron ayer sin entusiasmo los tratados de adhesión de Bulgaria y Rumanía a la Unión Europea (UE), mientras la sombra del triunfo del no en el referendo francés sobre la Constitución europea planea como una negra amenaza para el proyecto de integración política.

La ceremonia se celebró en la abadía de Neumünster de Luxemburgo, con la participación de las máximas autoridades de los dos futuros socios europeos. A pesar de la solemnidad con que la presidencia de la UE revistió el acto, la ceremonia careció de la euforia de la precedente firma de adhesión de los primeros ocho países del Este, en abril del 2003 en Atenas.

Los miembros antiguos de la UE no ocultaron su enorme preocupación por las graves carencias que arrastran aún Bulgaria y Rumanía en materia de justicia y por la corrupción que domina la vida cotidiana en ambos países, a sólo 20 meses de la fecha prevista de su adhesión, el 1 de enero del 2007. Por ello, se han incluido unas cláusulas especiales en los tratados de adhesión que permitirán retrasar hasta el 2008 el ingreso del país que no esté preparado.

NEGOCIACIONES CON SERBIA Bulgaria y Rumanía serán los países más pobres de la UE, con un nivel de renta inferior al 30% de la media. Esto requerirá un enorme esfuerzo financiero por parte de España y los demás países más desarrollados.

El Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la UE acordó previamente abrir las negociaciones con Serbia y Montenegro para establecer un acuerdo de asociación y estabilización, que servirá de antesala para preparar su futura candidatura a la UE.