La presión sobre Irlanda y otros países de la zona euro con elevado déficit público se redujo ayer en los mercados financieros después de que la Unión Europea (UE) reafirmara que el actual fondo de estabilidad financiera no incluye ningún sacrificio para los acreedores de un país en apuros y que la actual deuda emitida no se verá afectada por las disposiciones del nuevo mecanismo europeo de resolución de crisis que entrará en vigor a mediados del 2013.

Un comunicado conjunto de los ministros de Economía y Finanzas de Alemania, Francia, Italia, Gran Bretaña y España desde la cumbre del Grupo de los Veinte (G-20) en Seúl destacó que el fondo actual de estabilidad financiera no incluye ninguna contribución, ni involucración de los bancos o acreedores privados en el salvamento del país en apuros, como ha quedado demostrado en el caso de Grecia.

El comunicado además precisa que el papel del sector privado en el futuro mecanismo permanente "podría incluir una amplia serie de posibilidades, como un compromiso voluntario de los inversores institucionales en mantener su posición, un compromiso de los acreedores privados en refinanciar la deuda existente o la inclusión de cláusulas de acción colectiva en las futuras emisiones de bonos de los países de la zona euro".

SIN QUITAS DE DEUDA La eliminación de cualquier referencia en el comunicado a la asunción de una reducción de la deuda por parte de los acreedores privados en el caso del salvamento de un país en apuros, como pretendía inicialmente Alemania, ha contribuido a devolver cierta serenidad a los mercados. Desde que Alemania defendió esa posibilidad el nerviosismo se apoderó de los inversores, con jornadas frenéticas que han encarecido el coste de la deuda pública no solo de Irlanda, sino de otros países, como España.

El primer ministro irlandés, Brian Cowen, responsabilizó a Alemania de haber causado la tormenta financiera y agravado las dificultades de Irlanda por su insistencia en que el futuro mecanismo de crisis incluya que los acreedores privados deben aceptar una reducción del valor de los bonos que tengan del país en apuros. "Aunque la propuesta fuera para el futuro, los mercados han puesto en duda el compromiso de los estados en devolver sus deudas", lamentó Cowen.

El presidente del Banco Central Europea (BCE), Jean-Claude Trichet, se ha opuesto desde el principio a esos planes alemanes, porque había previsto que desencadenarían la tormenta financiera que se ha producido, agravando innecesariamente las dificultades de los países con déficit público más elevado.

Tras la publicación del comunicado de los cinco grandes de la UE, la diferencia de tipos de interés de la deuda pública irlandesa respecto a la alemana se redujo en 1,2 puntos, hasta el 5,8%. La diferencia de los tipos españoles respecto a los alemanes también bajó 0,15 puntos.

Irlanda volvió a insistir ayer que dispone de fondos suficientes para financiar el país hasta mediados del 2011, por lo que no necesita pedir ayuda a la UE. "El Estado cuenta con suficiente financiación hasta junio del año próximo. Tenemos sustanciales reservas, por lo que el país no se encuentra en una situación que requiera de ninguna forma solicitar ayuda", declaró el ministro de Finanzas, Brian Lenihan.

La Comisión Europea reiteró también que Irlanda no había pedido ayuda y destacó que la situación irlandesa era muy diferente de la griega.