La UE intenta revitalizar su política mediterránea mediante la concesión de un mayor protagonismo a los países de la ribera sur y la realización de grandes proyectos de desarrollo socioeconómico. El presidente semestral de los Veintisiete, Nicolas Sarkozy, aspira a que la cumbre de la UE y los países ribereños mediterráneos que se celebrará mañana en París suponga el inicio de una "asociación reforzada" entre las dos orillas del mare nostrum con la creación de la Unión para el Mediterráneo.

El proyecto de declaración de la cumbre, al que ha tenido acceso este diario, recoge todo el acervo acumulado desde el inicio de la política euromediterránea en Barcelona, en noviembre de 1995, y reafirma el objetivo común de "transformar el Mediterráneo en un área de paz, democracia, cooperación y prosperidad". El documento expresa la voluntad de afrontar juntos los desafíos del "desarrollo económico y social, la crisis alimentaria mundial, la degradación del medio ambiente, la energía, la inmigración, el terrorismo y el diálogo".

LOS MIEMBROS La Unión para el Mediterráneo incorporará a los Veintisiete países de la UE, a los actuales miembros y observadores del Proceso de Barcelona (Mauritania, Marruecos, Argelia, Túnez, Libia, Egipto, Jordania, Israel, Autoridad Palestina, Líbano, Siria, Turquía y Albania) y a Bosnia, Croacia, Montenegro y Mónaco como novedades.

La cumbre creará unas nuevas estructuras institucionales para aumentar el nivel de relación política de la UE con sus socios mediterráneos y dar un mayor protagonismo a los países del sur. Y se promoverán grandes proyectos de desarrollo regional.

La Unión para el Mediterráneo contará con una copresidencia, que inicialmente será asumida por Sarkozy, en representación de la UE, y por el presidente egipcio, Hosni Mubarak, en representación de los países del sur. Cada año se celebrará una reunión ministerial y cada dos, una cumbre de jefes de Estado.

Un secretariado se responsabilizará de supervisar, promover y buscar la financiación para los proyectos. La escasez de fondos ante la magnitud de la región y el coste colosal de los proyectos persistirá como una de las carencias de la política euromediterránea, que Sarkozy confía en compensar con financiación privada. Los fondos del 2007 fueron de 1.300 millones.

EXITOS Y FRACASOS El proyecto de declaración de la cumbre reafirma la voluntad de "realizar todos los esfuerzos para concluir un acuerdo de paz antes de final del 2008" entre Israel y la Autoridad Palestina. El conflicto árabe-israelí ha lastrado la política euromediterránea, aunque "este ha sido el único foro internacional donde se ha podido preservar el diálogo árabe-israelí", según fuentes diplomáticas. La UE y sus socios mediterráneos mantienen serias divergencias respecto a apartados clave. Uno de ellos es la mención al objetivo de "conseguir un Oriente Próximo libre de armas de destrucción masiva". Tampoco hay acuerdo sobre "la condena al terrorismo en todas sus formas", debido a la divergencia sobre grupos como Hamás e Hizbulá.

El principal éxito de la Unión es haber contribuido al desarrollo de algunos países. Pero los conflictos fronterizos, las barreras comerciales y la desconfianza han impedido una cooperación económica regional de los países del sur. La UE tampoco ha logrado avances en el desarrollo democrático de sus asociados.