La presidencia semestral de la Unión Europea pasará el domingo de Tony Blair, primer ministro británico, al canciller austriaco Wolfgang Schüssel. La primera prioridad de Viena será relanzar las reformas estructurales necesarias para modernizar la economía europea y aproximarla a los ambiciosos objetivos planteados en la cumbre de Lisboa del 2000. Fue allí donde se proyectó convertir la economía de la UE en la más competitiva del mundo para el 2010.

Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE se comprometieron, en la cumbre celebrada en la capital portuguesa en marzo del 2000, a poner en marcha un ambicioso plan de reformas económicas basadas en la liberalización y la apuesta por las nuevas tecnologías. El objetivo era incrementar su potencial de crecimiento y generación de riqueza para alcanzar en diez años el pleno empleo y, a la vez, ser la potencia económica más competitiva del mundo. Pero tanto los Gobiernos nacionales como los interlocutores sociales admiten que los compromisos de Lisboa no se están cumpliendo.

PLANES DE MODERNIZACION El último intento de retomar las reformas comenzó en otoño. Los Gobiernos europeos han elaborado y entregado a la Comisión planes nacionales de modernización. Alemania y Polonia se han retrasado en los suyos a causa de sus relevos gubernamentales.

La Comisión Europea analiza en la actualidad los planes nacionales, y emitirá su evaluación previsiblemente el 25 de enero. Las notas que reparta Bruselas alimentarán el debate de la reunión de líderes de la UE prevista en Bruselas los días 23 y 24 de marzo. La presidencia austriaca debería lograr que esta cumbre de primavera, cita de cada año dedicada prioritariamente a la economía, sea el pistoletazo de salida para una aplicación efectiva de las reformas estructurales.

Viena propone además la celebración de una conferencia de imanes europeos en Austria para favorecer el diálogo interreligioso y conceder al islam un lugar en la UE. Durante su semestre, Austria tendrá también la responsabilidad de reabrir el debate sobre la Carta europea.

PARENTESIS DE REFLEXION Los líderes europeos acordaron abrir en junio pasado un paréntesis de reflexión y debate con sus respectivas ciudadanías antes de decidir cuál será el futuro. La entrada en vigor de la Constitución precisa del apoyo unánime de los Veinticinco.

Trece países han ratificado ya el texto, y Bélgica debería sumarse durante el primer trimestre del año 2006. Sólo España y Luxemburgo han apoyado el proyecto constitucional en las urnas. Los otros lo han aceptado por la menos arriesgada vía parlamentaria. Y nueve se mantienen a la expectativa.

La cuestión debería ser el plato fuerte de la cumbre que los líderes de la UE celebrarán en Bruselas los días 15 y 16 de junio. En ese momento se deberá tomar el pulso al periodo de pausa y reflexión. Pero para la toma definitiva de decisiones habrá que esperar a que Francia y Holanda celebren elecciones en el año 2007 y se aclare su proyecto político.

Mientras madura el momento, los responsables europeos deberán debatir sobre cuestiones como la identidad europea, la diversidad y las fronteras de Europa. Lo que es tanto cómo dejar ya claro qué países deben descartar la posibilidad de un futuro ingreso en el club.

BALANCE BRITANICO El Gobierno británico cierra su presidencia con dos logros controvertidos pero de gran calado. En octubre desbloqueó el inicio de las negociaciones para la adhesión de Turquía a la UE, pese a la resistencia explícita de Austria y las reticencias de Francia y Holanda. En la cumbre de diciembre, Londres consiguió que los jefes de Estado y Gobierno de la UE alcanzaran un acuerdo a la baja sobre las perspectivas financieras que enmarcarán los presupuestos comunitarios durante el septenio 2007-2013.