Gases lacrimógenos. Pedradas. Choques entre policías y manifestantes. La temperatura política de Ecuador comenzó a subir con la irrupción de partidarios del presidente, Rafael Correa, en el Congreso para reclamar a los legisladores, en su mayoría opositores al nuevo Gobierno, que aprueben la consulta popular convocada para el próximo 18 de marzo. En este referendo, los ecuatorianos dirán si quieren una Asamblea Constituyente "fundacional" al estilo de la boliviana. Al escuchar los gritos de los grupos que habían roto el cerco policial y ya estaban en el patio del Parlamento, el presidente del Congreso, el conservador Jorge Cevallos, resolvió suspender la sesión legislativa por "falta de garantías". Los diputados salieron corriendo y escoltados por fuerzas de seguridad. Afuera, había miles de personas. Los agentes los dispersaron con gases. Durante los disturbios resultó herida la fotógrafa de la agencia Efe Cecilia Puebla.

Tribunal Supremo El izquierdista Correa ganó las elecciones a finales del pasado año pero no presentó candidatos al Congreso. Y su proyecto más ambicioso necesita primero llevar a cabo una consulta popular. Pero la llave de esa convocatoria la tienen el Tribunal Supremo Electoral (TSE) y el Congreso. El vicepresidente, Lenin Moreno, reconoció que el diálogo "se ha agotado".

El Gobierno cree que la disputa se gana en las calles y ha apelado a la movilización social para equilibrar las fuerzas. "Unicamente la fuerza ética y moral del pueblo obligará a la partidocracia a obedecer a sus mandantes", arengó Correa.

Bumerán Días atrás, la sede del TSE fue blanco de la ira de los simpatizantes del Gobierno. La portavoz de Correa, Mónica Chuji, las tildó de "movilizaciones pacíficas". El diario El Comercio dijo que Chuji justificaba la violencia. "Cuidado, nada garantiza que más adelante las mismas turbas se vuelvan un bumerán", avisó el diario.