La crisis institucional de Honduras no parece en la senda de solucionarse tras las elecciones del pasado domingo. El depuesto presidente Manuel Zelaya, refugiado en la embajada de Brasil, insistió ayer en no reconocer los comicios ni al Gobierno que salga de ellos, lo que dificulta enormemente la primera tarea que tiene ante sí el proclamado vencedor de la consulta, Porfirio Lobo: promover la reconciliación nacional sin exclusiones.

Lobo, que se lavó las manos desde el golpe de Estado que en junio derrocó a Zelaya, empezó a meterlas ayer en el fuego de una crisis política con repercusiones continentales y transatlánticas. El virtual presidente electo apeló a la unión de los hondureños para afrontar el futuro y afirmó que no va a permitir que nadie "se atreva a meter las narices" en el desaguisado. "Queremos restablecer y normalizar las relaciones con todos los países". "Que nos respeten, igual que respetamos nosotros", dijo el ganador de las elecciones.

El propio Tribunal Supremo Electoral (TSE), que presentó los primeros resultados asegurando que no había "nada que dudar de estas elecciones", insistió en dirigirse a la comunidad internacional. El magistrado Enrique Ortez clamó: "¡Tienen la obligación moral de reconocernos!". Desde la embajada de Brasil, Zelaya subrayó que ni con su posible "restitución para legitimar el golpe" hay que avalar un "proceso que está viciado de nulidad". Según las cifras que presentó el TSE con el 66% escrutado, Lobo, del opositor Partido Nacional, obtuvo el 52% de los votos, frente al 36% de Elvin Santos, del gobernante Partido Liberal.

PUGNA POR LA ABSTENCION No obstante, el resultado más revelador, que se cifraba en el aumento de una abstención crónica, quedó en entredicho: el tribunal señaló que la participación fue del 61%, mientras los sondeos de salida de un organismo autorizado por el propio TSE la bajaba al 47%. Y Zelaya insistió en que era al revés, y que la abstención superó el 60%.

"No me rindo, aunque me tengan amenazado y me quieran humillar, porque estoy defendiendo la causa del pueblo de Honduras", advirtió Zelaya.

Para cumplir el trámite del acuerdo que forzó EEUU, mañana el Congreso debatirá una restitución de Zelaya que adecentaría medio año de golpismo, pero a la que todos los poderes se resisten. En cualquier caso, Washington aplaudió ayer las elecciones como "parte importante de la solución de la crisis".

Porfirio Lobo enfatizó: "No ha habido vencedores ni vencidos. La democracia ha triunfado". Apenas se declaró vencedor, Lobo llamó a un diálogo nacional "abierto, amplio, sin descartar a nadie". Pero la reconciliación pasa por dialogar con Zelaya.