El mejor nadador masculino de la selección española se va a ir del país. Aschwin Wildeboer, catalán de padres holandeses, considera que ha llegado a su techo con los medios actuales y estudia seriamente dar el salto a Australia. El séptimo puesto que logró ayer en la final de los 100 metros espalda, igualando su récord de España de la víspera (53,51 segundos), es su techo en las actuales condiciones, y él no se conforma con limitarse a estar en la final. En la próxima Olimpiada, que culminará en los Juegos de Londres del 2012, quiere aspirar a subir a los podios, algo que no pudo lograr ayer, comenzando por los Mundiales del año que viene en Roma.

"Creo que voy a ir a Australia porque es un país más que estupendo y tiene una mentalidad muy abierta, el entorno es muy bueno y sus métodos de entrenamiento se adaptan a nuestra filosofía. En Estados Unidos, en cambio, entrenan a toda caña y los que tienen talento salen y los que no, se quedan por el camino", aseguraba ayer Aschwin tras asistir desde la privilegiada calle 6 al triunfo del estadounidense Aaron Peirsol en los 100 espalda, con nuevo récord del mundo (52,54, por los 52,89 anteriores del propio Peirsol). Dejando de lado al rey estadounidense de la especialidad, Aschwin está convencido de que puede estar a la altura de los demás, como ayer lo estuvo hasta los 20 metros finales. Ahí, el pequeño de los Wildeboer topó con su techo.

La natación sale cara

"Me ha gustado mucho cómo ha nadado los primeros 30 metros de la vuelta, ha estado con ellos. Luego, claro, se ha encontrado con su límite, porque viene de nadar en 54,6 y ahora está en 53,5: ya no le queda margen", explicaba su padre, Paul, que ha sido también su entrenador toda la vida.

"Ahora la natación me cuesta dinero", se queja el padre de Wildeboer, que ha pagado de su bolsillo tres estadías de su hijo para preparar los Juegos. Olaf, el hijo mayor, vuelve a estar con ellos, aunque ya no se toma la natación tan en serio. Aschwin eligió la nacionalidad española porque, como explica su padre, "se siente más español que holandés, pero también más catalán que español".

Falta de confianza

Aschwin es, junto a Rafa Muñoz, el mejor nadador español masculino del momento y el primero capaz de entrar en una final olímpica desde que Martín López Zubero fue cuarto en los 100 metros espalda y sexto en los 200 espalda en Atlanta-96. Pero ahora ha llegado el momento de cambiar.

Tanto él como su padre ven necesario un cambio radical. Para poder entrenar mejor, entre otras cosas. "Aquí a veces me encuentro solo. Entreno y dos calles más allá hay señoras de 60 años haciendo aquagym y, al otro lados, niños de cursillo", explica Aschwin.