Peritos municipales han emitido esta semana un informe negativo sobre la fábrica de grasas, en relación a los malos olores que emanan de la misma y que se propagan por buena parte de la ciudad, sobre todo por la urbanización El Prado, próxima a la empresa. Además, refleja que "no hay una adecuada depuración, las mercancías están fermentadas y no hay personal adecuado", según explicó ayer el alcalde de Mérida, Angel Calle.

A esta conclusiones llegaron los peritos tras visitar las instalaciones, informó el alcalde, quien aseguró que con ese informe "yo puedo cerrar la fábrica". De hecho Calle mantuvo el miércoles una reunión con los responsables de la factoría, pero hasta el martes próximo no se conocerá la solución definitiva.

Ese día, ayuntamiento y empresa se volverán a reunir y pondrán sobre la mesa cuestiones fundamentales para decretar o no el cierre, tales como los treinta puestos de trabajo que están afectados, y los cientos de vecinos que sufren el mal olor. "Ni un día más", reiteró Calle, quien insistió en que ya han tomado medidas. En este sentido, indicó que desde ayer "en esta fábrica no van a quemar despojos que lleguen de 100 o 200 kilómetros de Mérida", algo que ha sucedido hasta el momento, incluso desde Portugal, comentó.

Calle subrayó que apoyará las gestiones de la empresa "con el objetivo de que desaparezcan los olores", como pueden ser la reducción de la producción para rebajar los malos olores, o garantizar que en el río no se van a echar residuos, "pero debemos tener en cuenta que hay treinta trabajadores, otras empresas que dependen de esa fábrica, y también que hay más viviendas en la zona con muchos vecinos afectados por el mal olor", señaló.