Nadie duda de que el centro de Mérida sufrió con la remodelación del tráfico un retroceso que los mismos comerciantes se han quedado sin saber cómo reaccionar, sufriendo, y desean que surja algo que les pueda dar una salida.

Y se tiene la salida. Una empresa quiere hacer mil aparcamientos en el mismo centro de la ciudad en los 5.125 metros que tiene el Corralón de los Blanes, que así es como se denomina a este lugar que se encuentra justo en la parte trasera del parador nacional de turismo, en la calle Almendralejo, donde irían además viviendas y locales comerciales.

Lo curioso de este caso es que el Consorcio de la Ciudad Monumental ha dado el permiso después de ver el proyecto y está en proceso de espera para que la Gerencia de Urbanismo de el visto bueno.

Nadie entiende los retraso que están sufriendo algunos constructores, como en la calle José Ramón Mélida en el solar de Resti donde el Consorcio ya ha aprobado el proyecto y espera como las mil cocheras el dichoso permiso de la gerencia.

La rehabilitación del centro está en juego, y nadie puede decir que los constructores no reciben el permiso por ser de izquierdas. Si se toman nombres y apellidos, la mayoría son de derechas de toda la vida o del centro de siempre y la izquierda la han utilizado para coger el cubierto y para ponerse el reloj.

Se cambian proyectos, se reforman lo que piden y aún así, nada, que los permisos se dan con cuenta gotas y sin razón que pueda justificar tanta tardanza. Y las quejas son unánimes, hasta el punto de que ya los hay que han vendido solares y se han ido a construir a la costa o a las dos capitales de la región: Cáceres y Badajoz.

Se adelanta, pero se podía adelantar más y la construcción es la principal fuente de ingresos y del trabajo de una ciudad. Mérida tiene en la mano conseguir ese objetivo y continuar avanzando.