El restaurante Diana, ubicado en el número 1 de la calle Berzocana de Mérida, abrió sus puertas el 1 de junio del pasado año. Su propietario, Julio Pérez, se quedó en el paro y decidió poner en marcha este negocio hostelero en pleno centro de la ciudad, junto al emblemático Templo de Diana.

La especialidad de su oferta gastronómica son sus menús de tapas, ya que por un precio cerrado de ocho euros el cliente puede elegir cinco tapas más una bebida. En concreto, uno de estos menús incluiría ensalada, calamares, carrillada al vino, solomillo a la pimienta y bacalao dorado. También hay otro de diez euros con tapas de queso frito con mermelada y tomate, berenjena con queso y miel, secreto, chateau bryant y bacalao a la vizcaína. Asimismo, este bar emeritense dispone de una amplia gama de tapas, que están fuera de estos menús, y cuyos precios oscilan entre los dos y tres euros.

De los fogones de Diana también salen raciones con carnes frescas a la brasa, destacando la parrillada ibérica, el abanico, la carrillada o el novedoso lagarto, que está teniendo muy buena acogida. "Trabajamos mucho el ibérico, con productos de la tierra y de calidad", explica Julio, quien añade que las tapas "se elaboran al momento, conforme se van pidiendo por los comensales".

Este establecimiento está enfocado en cierta medida al turismo, por el elevado tránsito de viajeros que pasan a diario por su puerta, pero sobre todo, va destinado a los propios emeritenses. "A la gente le encanta salir, pero echan en falta más poder adquisitivo", sostiene Julio.

En este sentido, cabe destacar que un buen reclamo para los clientes son sus dos terrazas, una de ellas en la entrada del local y la otra que montan en verano en el velador del templo. En cuanto al horario, los fines de semana es continuo hasta la una de la mañana, y el resto de días, de nueve de la mañana a las cinco de la tarde y de siete a doce.