Estudiar el ser humano desde una perspectiva antropológica, filosófica y artística. Este es el objetivo del centro de arte Orígenes, un nuevo espacio que ha abierto sus puertas en la calle Delgado Valencia por iniciativa de la bailarina y coreógrafa Gema Ortiz. La idea de poner en marcha este proyecto surgió de su profunda creencia de que el arte es una herramienta fundamental para crear un mundo mejor y más justo. El centro se sostiene sobre dos pilares: la filosofía y la antropología. «Lo que intento es acercar a la gente otras formas de ver y entender el mundo a través del arte», sostiene Ortiz. «Orígenes no solo tiene que ver con lo que nosotros somos, sino también con los comienzos, porque si alguien quiere venir a mi centro estará comenzando algo», apunta.

«En antropología estudiamos qué es el ser humano desde un punto de visto científico y en filosofía nos preguntamos por el sentido de la existencia. A partir de ahí se ha creado un puente para crear este centro de arte», explica la emeritense. Cabe señalar que en este espacio multidisciplinar se desarrollarán durante el año clases de danza, de yoga, talleres de antropología, de filosofía, encuentros literarios, conferencia, charlas y ponencias, entre otras propuestas. «Lo que hacemos es investigar el ser humano desde una perspectiva amplia, renovada e interdisciplinada», subraya la profesora de danza. De esta forma, cada exposición o representación artística que se organice irá ligada al conocimiento de su matriz cultural, a través del arte, la antropología y la filosofía.

Con motivo del Día Mundial de la Filosofía, que se celebra el tercer jueves de cada mes de noviembre, el centro de arte Orígenes ha desarrollado el pasado viernes y sábado un intenso programa de actividades en torno al ámbito filosófico. La programación ha incluido la exposición fotográfica ‘Lugares habitados’, de Lorenzo López, compuesta por 17 fotografías y que permanecerá abierta hasta enero. Fue muy singular la propuesta del violinista Manuel Camacho, quien realizó improvisaciones en directo sobre las obras expuestas del fotógrafo extremeño. Por su parte, Ortiz impartió un taller antropológico en el que participaron 50 estudiantes del colegio Atenea, así como otro de danza contemporánea y contac titulado ‘El cuerpo como metáfora’. Asimismo, la propia bailarina, bajo la creación de Javier de Torres, realizaron la actividad de danza-mimo ‘Los hilos invisibles de la memoria’.

La jornada del viernes también acogió un café-filosófico de la mano de la profesora de filosofía Ana Bohoyo, cuya parte gastronómica fue gentileza del restaurante la Extremeña, de Beatriz Calzada, quien a su vez organizó la comida fiosófica que se celebró ayer en las instalaciones a las dos del mediodía. Ya por la tarde, y como cierre de estas jornadas, hubo una sesión de micro abierto presentada por Carmen Colomo.

Ortiz destaca la buena acogida que ha tenido esta iniciativa que, sin duda, tan solo es el germen de otras muchas que seguro están por venir. Y es que, según la conclusión a la que llegaron en el taller que desarrolló con los niños del Atenea: «Si todo lo que tenemos alrededor lo hemos inventado nosotros, entonces podré crear un mundo mejor».