Los reportajes que estamos publicando cada mes del año 1904 es una forma de conocer como se vivía en Mérida hace cien años. Sus costumbres y su forma de vida. Su política y su cultura.

En el mes de agosto de 1904 comienzan los preparativos de la feria de septiembre. Francisco Morgado, historiador de Fuente del Maestre pero afincado en Mérida, tiene un libro titulado: La feria de Mérida 1300-2000 , que no debe faltar en ninguna biblioteca. Es un lujo y un trabajo magníficamente hecho.

En este año el ferial estaba en la plaza de la Constitución, hoy de España. El ayuntamiento que presidía Antonio Pacheco y Lerdo de Tejada tuvo una pleno para matizar los aspectos de esta celebración.

FERIA DE GANADO El rodeo del ganado según rezan las crónicas estará situado al final del puente de piedra sobre el río Guadiana, a la derecha e izquierda del mismo, y dehesa del Prado, con la separación conveniente para cada clase de nadado . Se especificaba el puente de piedra para distinguirlo del otro puente del ferrocarril que era de hierro, los dos únicos de aquellos años.

Esta feria es tan antigua que se conocía en todo el pais y venían, principalmente, a vender y comprar ganados. Las transacciones eran muchas y las cantidades que se movían eran sustanciosas.

Se vendía y compraba ganado de cerda, lanar, cabrío, bovino, asnal, mular y caballar. Los feriantes no pagaban arbitrio alguno, ni impuestos de consumos, por los granos destinados al sostenimiento de los ganados durante los días de feria.

REAL DE LA FERIA La plaza de la Constitución, hoy de España, era el lugar de ubicación del real de la feria, en cuya parte exterior se situaban las instalaciones que precisaban los industriales y comerciantes para la colocación de sus géneros sin que se exijan que su casetas sean de madera, dentro de las condiciones razonables y módicos derechos de ocupación de la vía pública, establecidos por este ayuntamiento .

El alcalde de Mérida Antonio Pacheco publicó un bando el 15 de agosto de 1904 dando las instrucciones oportunas para los feriantes y la ciudadanía, así como las celebraciones que se hacían en los casinos y teatros.

FESTEJOS Los actos culturales se celebraban en el teatro Ponce de León, que es el actual museo visigodo, en la iglesia de Santa Clara. Otro lugar muy concurrido en estas fechas veraniegas y más aún en la ferias era el teatro de verano al final de la Rambla de Santa Eulalia; también se hacían obras de teatro o se daban conciertos en el Círculo de Artesanos que estaba en la calle Cipriano Piñero, hoy Félix Valverde Lillo.

Para celebraciones de otro tipo había matinés (bailes que se hacían por la mañana y estaban hasta el mediodía), y por la noche hasta la madrugada en el Círculo Emeritense en la plaza d la Constitución, el Liceo en la calle Santa Eulalia, el Disloque en la calle Romero Leal, la Tercia en la calle Bastimento, hoy de Los Maestros, y sin faltar los conciertos que se daban en la propia plaza de la Constitución por la Banda Municipal de Música y donde se congregaban la mayor parte de los ciudadanos.

Los emeritense empleaban sus mejores prendas de vestir y en estas fechas era cuando los jóvenes se conocían mejor y salían multitud de noviazgos que terminaban en boda.

LOS VERANEANTES A finales de agosto volvían los últimos veraneantes. Del balneario La Parrilla regresaron Pablo Suárez y las señoritas Modesta y Purificación Lancho. De Plasencia, el profesor de piano Castor Espadiña. De San Sebastián y Santander llegaron a la ciudad el director del colegio Santa Ana Juan Sáez y su esposa, y de Figueira da Foz Carlos Pérez Toresano.

Cien años en la vida de una ciudad como Mérida es conocer la forma de vida de entonces; una idea de como transcurrían conocimientos y costumbres.