El tiempo respetó ayer a la Mártir y los emeritenses salieron a su encuentro. Pasaban las once y media de la mañana cuando el paso de la patrona de Mérida salía de la concatedral de Santa María para iniciar su desfile procesional de regreso a la basílica de Santa Eulalia. Fueron cientos los devotos que arroparon a la alcaldesa perpetua hasta su templo, en un recorrido por las calles del centro marcado por los bailes y cánticos tradicionales en honor a la santa.

Ataviada con un radiante traje rojo donado por un matrimonio de Huelva, entre rosas blancas de pitiminí y colombianas, la Mártir bendita abandonó la concatedral entre aplausos y al son del himno nacional interpretado por la agrupación musical Santa Cecilia de Mérida. Como cada año, los portadores postraron el paso ante los integrantes del grupo de coros y danzas de nuestra señora de la Antigua, quienes interpretaron su himno a la patrona. Flanqueada por 34 efectivos del grupo de artillería Campaña XI, de la base militar de Bótoa, la niña Eulalia se abrió paso entre los fieles para enfilar así el camino de vuelta hasta la basílica.

La banda de cornetas y tambores La Pasión encabezaba la comitiva, que este año contó también con el acompañamiento musical de la OJE y de la asociación musical nuestra señora de la Paz. Como es habitual, en la procesión participaron los miembros de la Asociación de la Virgen y Mártir Santa Eulalia, los de la asociación cultural y folclórica de La Antigua, además de representantes de asociaciones vecinales, de las cofradías y de los colectivos religiosos de la ciudad, entre otros. La procesión discurrió por la calle Santa Eulalia, la puerta de la Villa, donde tuvo lugar la tradicional petalada, y la Rambla.

Los componentes de los coros y danzas de la Antigua, ataviados con los trajes regionales, bailaron la jota ‘Olaya, blanca en lo blanco’ ante la Mártir a su llegada al Hornito, que lucía las cientos de flores que desde el día anterior habían depositado los devotos en honor a la patrona. En torno a la una y media del mediodía, el paso de la patrona se recogió en su basílica.