Mérida siempre ha tenido apoyo para las instituciones religiosas y ha resuelto problemas para los más necesitados. Desde el Padre Cristobal de Santa Catalina, fundando la Congregación Padre Jesús Nazareno en el hoy Parador Nacional Vía de la Plata; hasta las ermitas con dependencias para acogidas de enfermos y ancianos en Nuestra Señora de la Antigua, con ayuda de los frailes de las ermitas de San Andrés, San Francisco, San Lázaro, Santa Catalina, Santa Clara, La Piedad, pasando por las Madres Concepcionistas y otras muchas desaparecidas, que siempre dieron cobijo a los necesitados en los momentos más cruciales de la historia de esta ciudad.

ACTA FUNDACIONAL Con motivo de ser la ciudad de Mérida nudo de comunicaciones para varios de nuestros asilos en la región extremeña. El acta fundacional del asilo de ancianos de Mérida, del 15 de mayo de 1947, recoge que varias hermanitas tuvieron que esperar varias horas el enlace de trenes y, a veces, hasta tener que pernoctar en Mérida, aunque gracias a la generosidad de algunas personas conocidas encontraban albergue. Como esos casos eran frecuentes, la muy reverenda madre superiora general Sor Juana de Santa Teresa Herrero, manifestó en varias ocasiones el deseo de fundar en dicha población y tratándolo con la reverenda madre provincial Sor Mercedes del Niño Jesús, como Provincial de la Orden de santa Marta a cuya provincia había de pertenecer Mérida, ésta lo comunicó a la superiora de la Casa de Asilo de Badajoz, Sor María Cruz de Santa Marta, para que hiciera las gestiones necesarias a ver si podía encontrar alguna casa donde poder instalarse de momento.

Al mismo tiempo que se solicita el permiso al Excelentísimo señor obispo de la Diócesis de Badajoz, don José María Alcaraz Alenda, que no sólo dio su autorización, sino también dijo, le proporcionaba gran satisfacción tener un asilo más en su diócesis y más aún en Mérida, donde ya hacía tanto tiempo que sentía la necesidad de un asilo para tantos ancianos desamparados.

También las autoridades civiles acogieron las idea con gran entusiasmo y debido a la generosidad del ayuntamiento y ayuda de varios bienhechores ha llegado a ser una realidad la fundación de una casa-asilo en Mérida.

En esta fecha de mayo de 1947 estaba de alcalde Juan Francisco Babiano Giner, un magnífico escritor y poeta cuya sensibilidad con el tema le llevó a exponer a la corporación municipal que la ayuda fuera lo suficientemente rentable para que esta institución perdurara en nuestra ciudad hasta el día de hoy. La corporación municipal estaba compuesta por los concejales Modesto González Matito, Andrés Valverde López, Perfecto Zancada del Río, Patricio Acero Sánchez, Manuel González Martín Romo, Manuel Miguel de la Cruz, Manuel de la Heras García, Silvestre Ilucheta Urieto, Agustín Gabriel Lozano, Liberto Puig Estañol y Román García de Vinuesa Soriano.

La lucha por la supervivencia no fue fácil, era encontrar el lugar adecuado a sus necesidades y plantearse la posibilidad de crear un edificio propio. Los años de la posguerra la economía era el mayor problema y las Hermanitas de Ancianos Desamparados lo sabían. Se había sembrado la semilla y su cuidado era imprescindible para echar raíces.