Mérida ha tenido mala suerte con los malos olores en algunas de sus empresas. Hace años la Corchera desprendía humo y olores en determinadas épocas que ponían a la población de mal humor.

Poco después se estableció una lucha entre la corporación y la población para impedir que se pusiera una celulosa donde la actual empresa de grasas.

Este verano ha sido la gota que ha colmado la paciencia de muchos ciudadanos y de algunos políticos que han comenzado a tomar alguna medida que acabe con el problema. La empresa está dispuesta a solucionarlo. Se le paga un terreno o se le da otro y con el que tiene en la actualidad lo vende para poder pagar la otra fábrica. Todo es cuestión de sentarse, dialogar y estudiar soluciones, todo menos dejarlo.

Cuando se intentó poner la celulosa se invitó a la corporación a dar una vuelta por las fábricas catalanas a todo tren de mariscos y buenos hoteles. Pudo más el pueblo y la celulosa no se puso. Han pasado muchos años, pero Mérida sigue teniendo problemas de malos olores. Cuando se da permiso para una empresa de esta magnitud, hay que estudiar los vientos dominantes y el lugar de emplazamiento y donde se encuentra la fábrica de grasa, los vientos vienen para Mérida.

Hay un dicho popular de la sierra de San Serván, que está en la misma dirección: "Cuando la sierra de San Serván se pone la toca, Mérida como una sopa". Forma muy clara de demostrar que los vientos vienen de esta zona.

Mérida tiene mala suerte en cuestión de olores, es momento de cambiarla por el bien de todos.