Los alumnos del instituto de Arroyo de San Serván aparcaron por un día los libros y los ordenadores para bajar al patio y aprender una asignatura que no se imparte en las aulas, la III Matanza Tradicional.

Además, esta clase especial se da sólo una vez al año y el profesor que la imparte es el matancero José Antonio Cordero. Los materiales didácticos que utiliza: cuchillos bien afilados y artesas.

El comienzo de la clase no gustó mucho, ya que había que sacrificar el cerdo, un ejemplar de ibérico de 13 arrobas. Primera pregunta: ¿Cuántos kilos son 13 arrobas? Respuesta, alrededor de 130 kilos.

Como la ley impide el sufrimiento del animal durante el sacrificio, el matancero usó una pistola de impacto. El golpe en la sien del cerdo lo deja aturdido. Es el momento de desangrarlo y chamuscarlo con un soplete a gas propano, ya que la tradición de quemarlo con escobillas se ha perdido.

El paso siguiente es el despiece. Ahora los alumnos se acuerdan por una ración que se anuncia en los bares, los secretos del cerdo ibérico, y preguntan cómo son y dónde están.

A continuación, las distintas piezas se van colocando en una mesa y se va explicando a los estudiantes la denominación y en qué parte de cuerpo del cerdo están. Una vez terminada esta operación se pasó a la degustación en varias barbacoas.

El director del centro Abel Hernández manifestó que la filosofía de este actividad es "que el centro, donde predominan las nuevas tecnologías, siga manteniendo las tradiciones de siempre".

Vanesa Moreno, estudiante de primero de Bachillerato, comentó que esta actividad le venía muy bien, "porque me despeja de los exámenes, ya que en mi casa hacemos matanza desde siempre".

Para Isabel Bolaños, de 3º de la ESO, lo que menos le gustó fue "cuando le clavaron el cuchillo en la garganta al cerdo para desangrarlo".