Un viernes de hace dos semanas un chaparrón acompañado de un fuerte viento derribó varios árboles de la vía pública en Mérida, entre ellos un ciprés de cinco metros en la calle San Pedro de Alcántara, en Los Bodegones, aunque este no llegó a tocar el suelo, se quedó inclinado formando un ángulo de 45 grados y con las raíces al aire.

El árbol cayó del lado de una vivienda adosada, aunque sin llegar a la verja que la rodea, pero lo suficientemente bajo como para que los peatones que pasen por la acera se tengan que agachar.

El propietario de la vivienda, que fue quien plantó el árbol hace 10 años porque el alcorque situado junto a su casa estaba vacío, llamó al ayuntamiento, donde le dijeron que hasta el lunes no podían hacer nada. Pero como había peligro, ya que el árbol está a punto de caerse del todo, llamó al servicio del 112, donde le aseguraron que enviarían a los bomberos.

Pero ni fueron los bomberos ni el lunes se presentó nadie del ayuntamiento para hacer algo con el árbol.

El vecino, y con razón, considera que están dando largas al asunto y estaba dispuesto a cortar el mismo el árbol, pero no se atreve porque puede contravenir alguna ordenanza. Además, también existe la posibilidad que el árbol pueda ser trasplantado a otro lugar llevándolo con una grúa, "pero nadie hace caso, y eso que están avisados. Están dando una imagen de dejadez", señaló el afectado.

Mientras tanto el ciprés sigue ahí y el vecino esperando que el asunto se arregle antes de que ocurra algún accidente.