Se acabaron las vacaciones. Las ferias están en pleno apogeo, no sólo en el recinto ferial sino en el centro de la ciudad. El alcalde de Mérida Pedro Acedo, para animar más el cotarro de lo que está, anuncia que se presentará a presidente regional del PP en la asamblea que se celebrará el 23 y 24 de octubre en Cáceres, en la misma ciudad que se las vio con Juan Ignacio Barrero siendo presidente del Senado y apoyado por todo el aparato del partido. Carlos Floriano se las verá con un hueso duro de roer en política. Sabe moverse. Visitar a quienes le apoyan como el alcalde de La Zarza, mi pueblo del alma, Antonio Guerrero; el de Lobón, Juan Antonio Morales; el de Torremejía, Francisco Trinidad, y otros muchos.

La tarea que tiene en el futuro es dura. Los conservadores del PP que han asistido a los últimos acontecimientos de la ciudad están en contra suya, los que apoyan a Floriano, también. No lo va a tener fácil porque Madrid quería una lista de consenso y esta, como en la anterior vez, se ha roto y hay afiliados que desean un partido abierto y sin mandatos de Génova.

¿Afectará al alcalde de Mérida la situación de su hermano? Pedro Acedo parece que lo tiene claro: la cuestión de faldas es problema que no tiene porqué afectar a la política municipal y será el juez quien decida.

Muchos desean el batacazo, y hay que reconocer que la valentía, tal y como se presenta, es de cierto riesgo. Si gana, todo serán parabienes y se olvidarán muchas cosas y la referencia será el enfrentamiento a otro emeritense Juan Carlos Rodríguez Ibarra que hoy por hoy es invencible, otro riesgo que correr, porque, mientras esté Ibarra, vencerlo es un milagro y si pierde la presidencia regional se multiplicarán los enemigos.

Duro lo tiene Pedro Acedo, pero esta vida es para los arriesgados. Los meapilas de su partido pedirán al Todopoderoso su caída.