A finales del siglo XIX había en la ciudad varios semanarios y un bimensual que se publicaban los días 15 y 30 de cada mes: El Montero Extremeño , que en el año 1894 dedicó un extraordinario a esta festividad. Los demás semanarios, como El Emeritense , León Ibero , El Eco Extremeño , La República , La Verdad , El Eco Extremeño , El Noticiero Extremeño , El Noticiero , y otros que se han perdido y de los que no hemos encontrado ningún ejemplar, no dicen mucho de esta festividad de Santa Eulalia. El semanario La República comenta bastante pero de los actos profanos.

Los actos religiosos, durante siglos siempre han sido los mismos, sólo cambiaban las personas: procesión el día 9 de Santa Eulalia a Santa María, procesión de Santa María a Santa Eulalia, misa y sermón. A veces se hacían con mucha solemnidad, en determinados años y por la presencia de algún alto cargo eclesiástico, casi siempre venía el obispo de Badajoz, o un eminente orador que hacía las delicias de los fieles y resaltaba la vida de santa Eulalia.

Iremos analizando esta festividad y como se celebraba hace más de cien años, ya que es normal que en este décimo séptimo centenario le dediquemos a la patrona el espacio que merece y como cronista de esta ciudad intentaremos resaltarlo con algo distintos, como el descubrimiento de la procedencia en 1860 de la imagen del Hornito, y en las conferencias que se van a dar con este motivo sé que hay otros descubrimientos que difundirán a santa Eulalia ampliamente.

LA PRENSA La festividad comenzaba, según en el periódico El Montero Extremeño , el día 8 con baile en la plaza de Constitución, donde se competía y en un pabellón cubierto estaban en el jurado las señoras Cruz Sánchez de Valverde, Juliana Martínez de Romero, Eulalia Macías de los Ríos, Fernanda Palomo de Saussol y Dolores González de Portal. La banda municipal estaba dirigida por el maestro Mora.

La plaza estaba completamente llena y ventanas y balcones se encontraban engalanados. Las pequeñas bailaban, ataviadas con las mejores galas que le habían hecho sus padres. Pertenecían a la academia de la profesora de baile Antonia Fernández y como sólo había un premio, dos niñas, que iban muy bien vestidas, lo repartieron entre Dolores Montero y Aurora Amorós, y no le dieron premio al niño Clodomiro Lúgigo porque no lo había, aunque llamó la atención por su vestimenta, solo fue resaltado, "porque no sería bien visto que un caballero disputase premios a las señoritas. La galantería ante todo. Sin embargo, como las señoras repartieron elegantes saquitos y cajas con exquisitos dulces, a la niña Aurora y al niño Lúgigo le dieron dos, uno de cada clase". Estos actos del día 8 eran con motivo de la festividad de la Inmaculada Concepción, pero antesala de la gran festividad de la patrona.

LAS VISPERAS A las ocho de la mañana del día 9 tuvo lugar el reparto de limosnas, hecho por el excelentísimo ayuntamiento "espectáculo siempre igual pero siempre noble y hermoso".

A las 10. 30 de la mañana se verificó el acto de colocar las banderas en las escuelas públicas, ceremonia a la que concurrieron "el ayuntamiento en masa, entre los que se encontraban el ilustrado inspector de primera enseñanza, elemento oficial y un numerosísimo público". A los acordes de la marcha real fue izada la bandera nacional. Todos, después de este acto, se trasladaron a la plaza de la Constitución donde el número fuerte era la carrera de cintas, "fiesta que unánimemente ha sido reconocida como la más brillante".

El jurado estaba presidido por las señoritas Fernández, Grimaldi, Viñeta, Valverde y Zabala "quienes a tantas bellezas como la naturaleza ha prodigado, añadieron elegantes trajes, ostentando la airosa mantilla española con la gracia, donaire y elegancia características en tan distinguidas jóvenes".

Los participantes estaban en la meta y todos pendientes de la carrera que ya comentaremos en los próximos reportajes.