En noviembre del año 2011, tras dos años de excavaciones arqueológicas, Mérida incorporaba las termas romanas ubicadas en la esquina de las calles Pontezuelas y Travesía de la Rambla a su oferta turística. En concreto, este gran complejo termal es un monumento singular no sólo por las espectaculares dimensiones que tenía cuando se construyó, sino por su favorable estado de conservación actual y su ubicación estratégica, al encontrarse en una plaza pública del centro de la ciudad.

En el solar que hasta el año 2002 ocupara un secadero de jamones aparecieron restos de viviendas del siglo I ubicadas fuera de las murallas de la ciudad y, también, un conjunto termal cuya planta se conserva casi íntegra. Se pueden contemplar los baños de agua caliente (caldaria), agua fría (frigidaria), templada (tepidaria) e, incluso, los vestuarios (apodyteria). Estos últimos con suelos enlosados con lastras de mármol. Junto a esa estancia podemos ver un gran espacio abierto para realizar ejercicios gimnásticos (palestra), y ese espacio engloba en su centro una gran piscina (natatio).

En cuanto a su ubicación, las termas se encontraban fuera de las murallas de la ciudad, pero a pocos metros de dos puertas de entrada y junto a una calzada que permitía el acceso directo (hoy calle Pontezuelas). Por esta zona también pasaba un ramal del Acueducto de San Lázaro, lo que aseguraba un abastecimiento constante de agua.

CONSERVACION Los datos aportados por el arqueólogo responsable de la intervención, Gilberto Sánchez, apuntan que el edificio, que se comenzó a construir en el siglo I, tendría unos 1.200 metros cuadrados y contaría con vestuario, piscinas de agua fría, templada y caliente, sauna y una zona para la práctica de ejercicio físico. Del edificio original tan sólo se conserva una mínima parte, sin embargo, es representativa para poder conocer con cierto realismo como eran unos baños públicos romanos.

Los trabajos de adecuación que llevó a cabo el Consorcio Ciudad Monumental de Mérida fueron de limpieza, restauración y consolidación de las estructuras arqueológicas; instalación de una barandilla; reconstrucción ideal y parcial del sistema de arquerías que sustentaba el suelo de las zonas mojadas y de los parámetros de una habitación del complejo termal; limpieza y eliminación de vegetación; nivelación con gravilla, y la instalación de seis paneles interpretativos que permiten a los visitantes realizar un recorrido panorámico por todo el complejo.

La adecuación de los restos, que se financió con dinero procedente del proyecto Mecenas y que se llevaron a cabo durante el periodo 2010-2011, permitió poner en valor una plaza pública que ahora se incluye en los itinerarios que siguen los turistas para ir del Foro y el Templo de Diana al Teatro y Museo Romanos. En la actualidad el consorcio emeritense tiene documentados un total de 21 complejos termales en la ciudad.