TNto es que vaya a hacer un comentario sobre la crítica y divertida película de Berlanga cuya moraleja final se vive en nuestro país en los últimos días. El caso que nos ocupa es bien distinto y, sin duda, digna letra para un cuplé chirigotero.

Y es que el retorno de la suelta de vaquillas en el coso de San Albín por Carnaval ha provocado la ira de los colectivos animalistas, que han lanzado campañas de recogidas de firmas exigiendo al ayuntamiento, que no tiene competencias, que tome cartas en el asunto.

El caso es que muchos, la gran mayoría, hablan de este festejo con total desconocimiento pues, incluso, insinúan que se da muerte al animal. Se trata de un festejo en el que la vaquilla vuelve al corral sana y salva. Para ello, además, se establecen los controles necesarios conforme marca la Ley.

No obstante, partiendo de una iniciativa privada, la vaquilla se va a celebrar y contará, a buen seguro, con el apoyo de muchísimos emeritenses. Hay que tener en cuenta que esta actividad llegó a contar en su día con la asistencia de más de 10.000 personas. Como no lo consiguieron con el cartel, se levanta ahora esta polvareda para, en definitiva, tapar la grandeza de un Carnaval que va a más y que dará el pistoletazo de salida con el concurso de agrupaciones más numeroso de su historia, lo que es indicativo, no hay duda, de que la fiesta está resucitando.

Criticamos que la iniciativa privada se implica poco con las fiestas pero luego, cuando se lanzan propuestas como estas, nos tiramos como leones a buscar una polémica estéril que no beneficia a nadie, ¿o sí? Porque, no olvidemos, esta polémica está cocinada fuera de nuestra ciudad. ¿Piensan que Elices se ha comprado la plaza para jugar a los bolindres? Al menos nuestra centenaria plaza de toros cobra vida y, de estar en estado de abandono, ha pasado a ser uno de los referentes de la vida emeritense, con vaquilla y sin vaquilla. Disfrutemos del carnaval aunque, nuevamente, vuelva envuelto en polémica.