El 7 de diciembre, la Unión Europea declaró 2018 Año Europeo del Patrimonio Cultural, un legado del que Extremadura rebosa riqueza en todas sus manifestaciones. Hace escasas semanas, sin ir más lejos, la prestigiosa revista Science situó en la oquedad cacereña de Maltravieso el nacimiento de la Cultura, así, con mayúsculas. El hallazgo de pinturas realizadas por los neandertales ha supuesto un revulsivo en el mundo científico, que atraerá hasta la región a los mayores expertos en la materia porque, como afirma la Comisión Europea en su declaración de principios, “el patrimonio cultural no es sólo un legado del pasado, es también un recurso para nuestro futuro”.

Según la Comisión, el patrimonio cultural abarca recursos heredados del pasado en todas sus formas y aspectos: material, inmaterial y digital. En estos tres bloques se encuentran los monumentos, parajes, paisajes y sitios naturales, por un lado, y, por otro, las prácticas, conocimientos y expresiones de la creatividad humana. Forman parte también del patrimonio las colecciones conservadas y gestionadas por entidades públicas y privadas como museos, bibliotecas y archivos así como también el patrimonio cinematográfico.

Europa va a destinar para el conjunto de la Unión un presupuesto total de ocho millones de euros -en dos anualidades- para el desarrollo de todo tipo de eventos concebidos desde una perspectiva transversal y de gobernanza.

Dentro de los cuatro objetivos estratégicos que se ha marcado la Comisión para la celebración del Año Europeo del Patrimonio Cultural, se encuentra la promoción del turismo cultural sostenible ligado al patrimonio.

Extremadura es un territorio que se caracteriza por su imponente patrimonio natural, cultural, etnográfico y museístico. De ahí que la declaración de 2018 como Año Europeo del Patrimonio Cultural sea una excusa perfecta para conocer todo aquello de lo que Extremadura, generosa, rebosa y ofrece al visitante.

Según el trabajo publicado en 2017 por Polígonos, Revista de Geografía, firmado por los investigadores José Manuel Sánchez Martín y Juan Ignacio Rengifo Gallego, bajo el nombre “El patrimonio en Extremadura: un mecanismo para la cooperación transfronteriza”, la región posee un catálogo de 261 Bienes de Interés Cultural y un tercio de su territorio está protegido.

Pero vayamos por partes. Cáceres, desde 1986, y Mérida y Guadalupe, desde 1993, forman parte del Patrimonio de la Humanidad. La ciudad vieja de Cáceres es el Bien número 384 de la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco, Mérida es el número 664 y Guadalupe posee la identificación numeral de 656. Estas dos últimas ciudades celebran este año el XXV aniversario de su declaración como Patrimonio de la Humanidad.

Como estos tres enclaves magníficos, la región posee hasta 261 monumentos o cascos históricos declarados Bien de Interés Cultural situados en 160 localidades diferentes. De este total, 194 son monumentos y 35 conjuntos históricos, 13 de ellos situados en Badajoz y los 22 cascos históricos BIC en la provincia de Cáceres situados, fundamentalmente en el norte de la región. Además, Extremadura cuenta con ocho sitios históricos, quince zonas arqueológicas y siete lugares de interés etnológico.

Patrimonio Natural. De la piedra al paisaje. El 30% del territorio regional tiene algún tipo de protección medioambiental. Es decir, 4.168.021,60 de hectáreas del espacio Extremadura gozan de algún tipo de protección por su elevado interés escénico, por su excelente estado de conservación y por la elevada calidad de su biodiversidad. Según los datos de la Junta de Extremadura recogidos por estos investigadores en su trabajo, la región guarece las colonias de buitres negros y cigüeñas negras más grandes de España; la segunda colonia nacional de águila imperial ibérica, la tercera colonia de águila perdicera y de alimoches y la quinta colonia española, por número de individuos, de águila real. Además, Extremadura es el destino del 30% de las aves invernantes que eligen España para esquivar los meses más fríos.

No podemos olvidar los espacios naturales extremeños que cuentan con el reconocimiento internacional a su alto valor. Entre ellos se encuentra el Parque Nacional de Monfragüe, perteneciente a la Red de Parques Nacionales, Reserva de la Biosfera, reconocido con el distintivo Starlight por la calidad de sus cielos y el único espacio acreditado por la Carta Europea de Turismo Sostenible en Espacios Naturales Protegidos.

Desde 2016, también es Reserva de la Biosfera el Tajo Internacional y La Serena trabaja para lograr la misma declaración. Por último, Extremadura cuenta desde 2011 con el Geoparque Mundial de la Unesco Ibores-Villuercas-Jara, espacio perteneciente a la Red Mundial de Geoparques y, por otro lado, Los humedales del complejo lagunar de la Albuera y el embalse de Orellana cuentan también con reconocimiento internacional.

Pero Extremadura no sólo es rica en patrimonio palpable, también lo es en su enorme riqueza inmaterial.

PATRIMONIO INMATERIAL. Si el patrimonio material de Extremadura es incontestable, también lo es su riqueza en cuanto a patrimonio inmaterial se refiere.

Escuchar el sonido cantarino de a fala, lengua minoritaria extremeña hablada por 5.000 habitantes en el Val de Xálima, reporta magníficos premios de lo más variado. Además de disfrutar de un idioma peculiar, que en su día llevó hasta el Tribunal Constitucional el estatuto gallego de autonomía, el viajero disfrutará también del paisaje maravilloso que protege a sus hablantes y de tesoros extremeños únicos como el gran castillo de Eljas, la hermosura de San Martín de Trevejo y Valverde del Fresno, cuyo término municipal esconde la ciudad pareja de Troya en el alto de Salvaleón, junto a la frontera portuguesa.

Junto a este tesoro lingüístico, Extremadura ofrece como patrimonio inmaterial más de medio centenar de fiestas de interés turístico internacional, nacional y regional. Las tradiciones rurales son, en Extremadura, muestras de arte vivo gracias a la implicación de sus habitantes.

Internacional es el carácter de la Semana Santa cacereña y Nacional la calificación de las Pasiones de Badajoz, Mérida y Jerez de los Caballeros. Junto a ellas, también han sido reconocidas como Fiestas de Interés Turístico Nacional el Cerezo en Flor del Valle del Jerte, el Festival Internacional de la Sierra, de Fregenal, el Otoño Mágico del Ambroz, el Jarramplas de Piornal y el Carnaval de Badajoz.

En el último trimestre de 2018, cinco citas populares vinieron a sumarse al calendario anual de Fiestas de Interés Turístico en la región: La Velá de Don Benito, la Ruta Literaria del Romanticismo de Almendralejo, el Festival Templario de Jerez de los Caballeros, el Carnaval Hurdano y la que conmemora la fundación de la ciudad de Badajoz, Almossassa. Con ellas, ya son 53 las fiestas de Interés Turístico.

La CE incluye entre el Patrimonio Cultural las colecciones de entidades públicas y privadas alojadas en museos y los archivos y bibliotecas.

En este sentido, además del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida -obra de Moneo-, la región cuenta con una Red de Museos dependiente de la Junta entre las que se encuentran en Badajoz, el Arqueológico Provincial, el Museo Provincial de Bellas Artes y el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo. En Cáceres, cohabitan el Museo de Cáceres, Casa Pedrilla y la Casa Guayasamín, la Fundación Mercedes Calle y la Fundación Helga de Alvear. En Plasencia, destaca el Museo Etnográfico-Textil Pérez Enciso, el Museo de la Ciudad y el de la Catedral; el Pérez Comendador-Leroux de Hervás, y el Museo Vostell, en Malpartida de Cáceres.