El presidente de la Junta de Extremadura lo ha vuelto a hacer.

Si hace unos meses decía que «España no es un Estado plurinacional compuesto por 17 trozos» y que «la plurinacionalidad era un peligro para Extremadura», hoy defiende la España plurinacional como modelo de estado.

El pasado miércoles, en el debate del estado de la región, el señor Guillermo Fernández Vara tuvo la oportunidad de defender Extremadura y la unidad de España votando a favor de una propuesta que presentó el Grupo Popular, en la que se rechazaba la España plurinacional como modelo de estado, salvaguardando así los intereses de los extremeños.

Pero dejó patente, una vez más, que está dispuesto a sacrificar lo que haga falta por un sillón: el futuro de España y el futuro de los extremeños también. Votó en contra de defender ante todas las instancias la unidad de la nación y votó en contra de reafirmar la defensa de un modelo de Estado basado en la unidad y la solidaridad interterritorial.

El presidente José Antonio Monago le propuso defender la indisoluble unidad de la nación con mayúsculas y la igualdad de todos los españoles ante la Constitución.

Pero Vara, en su metamorfosis podemizante, prefirió votar como los que apuestan por permitir un referéndum en Cataluña.

Tuvo la oportunidad de confirmar que se preocupa por los intereses de Extremadura, que no va a consentir que se pierdan esos 420 millones de euros cada año en favor de otras «naciones». Pero no fue así.

Durante el debate no sólo se habló de plurinacionalidad. Además, se realizó un balance de esta legislatura perdida, con un presidente ausente que ha mantenido el gobierno «cerrado por primarias» y que ha incumplido todos sus compromisos.

Un presidente más preocupado por el Twitter, las entrevistas en televisión y por su futuro personal que por luchar para dejar de ser la región puntera en desempleo, déficit y deuda.

Detrás de esos incumplimientos siempre hay personas y así se lo dijo José Antonio Monago, «detrás de su Agenda para el Cambiazo, hay extremeños que se quedaron con el eco de promesas en 2015 y que están esperando».

Y esperando nos quedaremos después de escuchar su discurso decepcionante y aburrido, reafirmando que ha tirado la toalla.