Tras un año viejo tan gris, no hace falta ser un genio para adivinar que todos pedimos uno nuevo que venga en color y en 3D.

Aunque nos conformaríamos con que alguien nos explicase por qué algunas reformas que hay que hacer --mercado laboral, pensiones-- se ejecutan a toda prisa, pero otras que también había que hacer --sistema financiero, banca...-- ni se hacen ni se las espera.

José Luis Rodríguez Zapatero rogará para que se acabe la crisis y los castigados navíos de la deuda soberana, el partido socialista y su liderazgo puedan escuchar a Alfredo Pérez Rubalcaba gritar "tierra a la vista", encaramado desde el palo mayor de la Moncloa. Artur Mas se sumará a la plegaria, ahora que gobierna, debe pagar las nóminas de la Generalitat a fin de mes y pretende ejercer de president transversal, capaz de trascender a lo Barack Obama las fronteras entre partidos y adversarios.

En la otra acera, Mariano Rajoy rezará para que sus errores no sigan haciendo más llevaderos los deslices del Gobierno y para que cierren la boca, aunque sea un segundo, compañías tan ruidosas como Carlos Fabra o el alcalde de Valladolid. A su derecha, estará siempre Alberto Núñez Feijóo , que no sabemos a qué reza, pero seguro que, pase lo que pase, estará bien colocado. En el otro gran duelo que polariza al Estado, tengan la seguridad de que la contienda entre Josep Guardiola y José Mourinho seguirá dando grandes momentos para el fútbol y la moda de caballero.

Servidor solo aspira a presenciar algún gesto inspirador por parte de alguien a quien le paguemos para tenerlo como norma de conducta. Como cuando España entera se partía por el debate del doble pivote y a Vicente del Bosque le preguntaron por Sergio Busquets . El seleccionador le definió como un jugador maravilloso y expresó su deseo de parecerse a él si volviera a ser futbolista. Eso y el fin de ETA, que ya toca y nos lo hemos ganado.