TQtué bonito!. Sus ojitos buscaban ya la verdad. Buscaban la evidencia, la prueba, la incertidumbre. Sus ojitos buscaban ante todo --estoy segura-- la vida.

Y creció. Y maduró. Y mañaneó con la inquietud en su retina. Y creyó en el anarquismo, y consideró el marxismo, e imaginó el socialismo. Y creció hasta madurar. Y el mundo se le hizo más crudo de lo que soñó.

Y falleció su padre, y en su lápida escribió la frase que deseó su vida: "Amó a su familia y amó a la tierra". Y va a visitar sus viñas. Y va a acariciar sus olivos. Y va a abrazar a su madre, como quien estrecha a su tierra, así lo hizo su padre.

Y sus hijos van creciendo, imbuidos de lo que ahora dan en llamar el Estado del bienestar . Y el gobierno de Rodríguez Ibarra es su estirpe. No han conocido otra cosa. Y su padre sigue abrazando el anarquismo socialista . Y escribe una y otra vez para su lápida: "Cuando cada uno sabe lo que tiene que hacer todo va bien". Y su tierra le duele.

Es su heredad la que le grita. Y echa en falta un debate noble. Y venera la verdad para su tierra. Y conversa con los paisanos del pueblo. Y hay muchos pueblos en Extremadura. Y muchos paisanos. Y mucha sabiduría. Ellos sí que saben lo que tienen que hacer: amar a sus viñas, acariciar sus olivos y abrazar a su madre, que es su tierra.

*Periodista