WLwos datos recogidos en la encuesta sobre drogas en la población escolar extremeña, correspondiente a este año y que fue dada a conocer ayer por el consejero de Sanidad, causan alarma y escalofríos, como bien señaló Fernández Vara . Porque deja meridianamente claro que el alcohol, y también el tabaco, forman parte de la vida de demasiados jóvenes de la región. Nada menos que el 80% de los jóvenes entre 14 y 18 años ha consumido alcohol alguna vez; y que el 28% --casi un tercio-- se ha emborrachado en el último mes. Estas estadísticas ponen de manifiesto sin género de dudas que la sociedad extremeña tiene un problema. Un problema, además, que va creciendo, porque no hay un solo indicador que refleje disminución del consumo. Así, la anterior encuesta, correspondiente al 2001, señalaba que el inicio en el consumo se producía a los 17 años, tres antes que ahora; y que los borrachos del último mes eran un 14% de jóvenes, mientras que ahora es justamente el doble. Lo dicho, un problema, que no se soluciona en la escuela, sino en las familias. Quizá sea la publicación de esta encuesta una buena ocasión para que los padres empiecen a preguntarse a dónde conduce eso del botellón . Si es un juego divertido o el principio de una pesadilla para muchos jóvenes.