TBtueno, bueno, bueno! ¡Cómo está el personal! Sale uno diciendo en unas cartas al director que no le gusta Badajoz y le contestan unos pocos diciendo que es la mejor ciudad de España, del mundo, y del Universo. La verdad es que sale otro y dice que no hay que exagerar, es una ciudad buena a secas. Badajoz es una ciudad con alma (hay ciudades que no tienen alma y sólo sirven para el cachondeo y para que vayan turistas a emborracharse) y las ciudades con alma tienen un problema: que pueden pasar del estado de gracia al de pecado mortal. Badajoz tiene alma porque lo dijo Cela cuando vino por los años cincuenta a beber cócteles en la calle del Obispo donde ahora venden máquinas de coser: "Joven, las camareras de su ciudad lloran sin fingir, tienen alma". Cela salía de la Económica con Ricardo Puente y Juan Tena, y se metían en ese bar a hablar de muertos, pintura y carreteras estrechas. Y las camareras lloraban cuando don Camilo les contaba cómo se destetan los burros en Lalín. Badajoz tiene alma porque todos sus habitantes nos sentimos culpables de algo (alguno pisará las calles con cara de cínico, allá él). Nos sentimos culpables del estado de sus calles, del deterioro de sus monumentos, de la calidad de sus aires, y de lo pequeña que es la fuente de la avenida de Huelva. Todo nos llena de culpa y nos justificamos siempre. La culpabilidad es una virtud que se nos enseña con el catecismo y en Badajoz siempre hubo buenos catequistas. Las ciudades sin alma no tienen sentimiento de culpabilidad y sus gentes viven a ciegas sin pensar en la condenación eterna. La condenación eterna para un pacense como yo sería vivir lejos de Puerta Palmas, por ejemplo.

*Dramaturgo y director del Consorcio López de Ayala