Cuando yo era pequeña, eso de San Valentín se celebraba poco. Entonces, no existía la carrera consumista símbolo de la prosperidad anglosajona y que, imitada borreguilmente desde el Black Friday hasta el Ciber Monday pasando por el Peak Day, el Sur todo ha incorporado sin más y sin tradición.

Ya Rubén Darío se lamentó en verso español de los millones de hombres que hablaremos inglés, justo en la época en que Estados Unidos tomaba el relevo de los británicos para colonizar el mundo, relevo que ahora quiere resucitar May acompañada de Trump, que le deja poco. Pero si ese macho alfa, grosero con todos incluida su mujer, representa a su entero país, no queda sino temblar.

Afortunadamente, aunque mis encantadoras compañeras del departamento de Inglés lo celebran con entusiasmo contagioso, San Valentín no es una consumista creación british, sino una cristianización de las Lupercales, que eran una cosa así como muy bestia. Por eso, pese a que mi reverenciado padre fue el primero al que oí definirlo como un invento de El Corte Inglés para hacernos consumir, resulta hoy más positivo presentarlo como una reivindicación del amor, que siempre es preferible al odio, digan lo que digan los que, ya sea romántico o platónico lo demonizan, atribuyéndole responsabilidades horrendas que van desde atentar contra la salud a ser culpable de la violencia de género.

Pues esa herida vergonzosa no se curará con tonterías varias como arremeter contra inofensivas tradiciones sino con un trabajo constante y vigilante que reivindique en primer lugar la igualdad en todos los ámbitos de la sociedad y desde su origen, que son las familias.

Que nadie se atreva a llamar amor a los crímenes que solo el machismo, el abuso y el ansia de posesión provocan. Amor es algo tan sencillo y tan grande que hace mejor persona al que lo siente. Así que para conmemorar el día de ayer, me voy a atrever con estos versos de Cernuda sobre el amor verdadero: «Tú justificas mi existencia, si no te conozco, no he vivido. Si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido».

*Profesora.