Antes de comenzar, permítanme muestre mi solidaridad con víctimas y familiares del accidente aéreo, al fin y al cabo, todos pudimos haber viajado en ese avión, al fin y al cabo todos pudimos ser o tener familiares de la tragedia. Dicho esto, a las elecciones andaluzas.

Ya sé que los resultados no son extrapolables, o sí, depende quién los extrapole, pero lo evidente es lo evidente, aquí y en Pekín. Prefiero empezar de abajo arriba, es más sencillo y más evidente, primero Rosa Diéz o mejor dicho UPyD. Todavía andarán tirándose alguno de los pelos de no haber formado coalición con Ciudadanos, no se crean, también Ciudadanos, aunque menos. Nuestra famosa Ley DIHondt favorece a las grandes formaciones y perjudica al resto, si Ciudadanos hubiese sumado los votos de UPyD, quizás no estaríamos hablando solo de 9 escaños, quizás se hubiesen acercado bastante a Podemos. En ambos casos, uno y otro, el fracaso y el éxito, no crean ha sido su ideario, programa, afiliación y/o milongas justificativas, guste o disguste son sus líderes, nacionales, los culpables, así de claro.

Sigamos con las andaluzas, Podemos, aún siendo un éxito sacar 15 escaños de la nada, nadie puede negar la sensación de decepción que habitaba entre sus filas (por cierto algo incomprensible), no sabemos si muy bien porque se han visto fuera de cualquier opción de entrar a gobernar o bien porque ciertamente esperaban contar con un apoyo social mucho mayor que el obtenido. Y volvemos a lo mismo, qué parte de culpa tendría Pablo Iglesias en esos votos.

Los grandes. Descalabro del PP, de IU y éxito, entre comillas, de Susana Díaz . Ni EREs, ni corrupción, ni ná de ná, los andaluces, los de Camas incluidos, han preferido a Susana , porque Susana es mucha Susana . Su campaña no ha sido valores de izquierda, socialismo, logros o fracasos... no, su campaña ha sido ella y su defensa de Andalucía y los andaluces, sacando orgullo de defectos, así de simple. Problema del PP y de IU, sus líderes, al primero no lo conocía nadie, al segundo alguno, pero ninguno de ellos cuenta con el arma de sus enemigos, carisma.

Y esa es la verdad de las andaluzas, un líder carismático, que genere ilusión y confianza, lo demás, lo demás no importa, y si no, miren Andalucía.