La solidaridad es una virtud como tantas otras. Cuántas personas se salvarían si todos fuéramos donantes de órganos y de sangre. ¿Para qué queremos nuestros órganos después de fallecidos? Es absurdo, van a estar enterrados y no van a servir para nada solo para descomponerse.

En cuanto a la donación de médula hay mucho desconocimiento, porque la sanidad pública no proporciona la información suficiente. Es la única donación junto con la de sangre que se puede hacer en vida. Yo brevemente te puedo resumir los requisitos exigidos para ser donante de médula: Estar vivo; Estar sano; Comprender entre 18 y 55 años.

Si cumples estos requisitos, tan solo con una muestra de tu sangre (similar a una analítica rutinaria) te identifican tu HLA o tipaje, que significa Humanos Leucocitos Antígenos. Los antígenos son componentes muy complejos que todos tenemos en la sangre y hay que clasificarlos como en un código de barras por así decirlo, para encontrar una compatibilidad semejante o aproximada con el HLA del enfermo.

En el caso de que seas compatible con algún enfermo en lista de espera a nivel mundial, te avisarán de tu hospital más próximo para llevar a cabo el proceso de donación de médula que consiste en la obtención de células madres que son conseguidas de una vena del antebrazo y recogidas por una máquina llamada (aféresis). Este proceso dura 2 horas más o menos, no necesita anestesia y al terminar podrás irte a casa por tus propios pies. En todo caso, el síntoma posterior que puedes notar durante unos días es algo de cansancio que con una buena alimentación estarás repuesto en una semana.

Así de sencillo es salvar vidas y ya me dirás si no te ha merecido la pena.

M. Jesús Barrado Polo **

Cáceres