La verdad es lo que nos hace libres, señorías. Y ésta es la comisión de la verdad". Así se expresó el portavoz del Partido Popular en la última sesión de la Asamblea de Madrid que ha investigado en vano la traición de los exdiputados socialistas Tamayo y Sáez. ¿Cómo es posible que Antonio Germán Beteta Barreda (Madrid, 25-5-1955) dijese algo semejante cuando su partido ha hecho todo lo posible para que no pudiera escarbarse en la presunta trama política del escándalo? ¿Cómo es posible que hable de esa manera cuando él mismo ha tenido que desdecirse? Concretamente, en la sesión del 30 de julio pasado, Beteta amenazó con expulsar del partido al constructor y militante del PP Francisco Bravo --que se negó a a declarar--, y tres horas después pasó a elogiarle: "Hace bien en no contestar y no contribuir a esta farsa". O sea, la ahora "comisión de la verdad" hace menos de un mes era una farsa.

Beteta no es un don nadie. De 1995 al 2000 fue el consejero de Hacienda del Gobierno autónomo madrileño ("es la calculadora de Gallardón", se comentaba). Tras las últimas elecciones legislativas, fue secretario general de Política Fiscal del Ministerio de Hacienda hasta que se integró en la candidatura de Esperanza Aguirre en los comicios madrileños del 25 de mayo y redactó el programa electoral. El PP, por cierto, perdió la mayoría absoluta.